Hace mucho que no sueño. O al menos no logro recordar mis sueños. Anoche soñé, más que un sueño, creo fue una pesadilla. Soñé con mi maestra de cuarto grado, Santa Viart. Estaba en mi aula, en la escuela primaria, José Abrines, en el Central Mercedes, Matanzas, Cuba. Santica, como le llamaban los que la querían, vestida con su traje verde olivo empercudido de miliciana, nos impartía una clase en la que se empeñaba en demostrarnos la diferencia y las ventajas del comunismo sobre el capitalismo. Haciendo pericias para vencer el tedio, fui sorprendido dibujando algo en una hoja de papel. –“Grillo, parece en aquel rincón”. Parado de espaldas a la clase, desde aquella esquina, podía al menos, mirar a la calle y sentir el cálido aliento del Central Mercedes en forma de brisa azucarada, a través de las persianas. Me fui escapando de aquella explicación de las desventajas y la aberración de la explotación del hombre por el hombre y caí en un trance de divagación mental. A lo lejos, como un apagado eco, oía la voz de la Santa esforzándose en aquella latosa exposición.
Y sonó el despertador, sacándome de la incómoda penitencia y del sueño. En lo primero que repare fue en el despertador, fabricado en un país capitalista, la melodiosa canción, la estación de radio, capitalistas. ¡Respire aliviado! Comencé un lento periplo por mi casa, y pensé, esta casa fue fabricada por un capitalista, mis pantuflas, pasta de diente, cepillo, jabón, toalla, todos fabricados bajo un sistema capitalista. Agudice mi observación. Las piezas que componen el cuarto de baño, toalleros, lavamanos, inodoro, bidet, ducha, puertas y ventanas. Fui hacia la cocina, muebles, refrigerador, horno, convencional y micro ondas, estufa, lavaplatos, fregadero, tostadora, cafetera, café, azúcar y el pan, hasta el exquisito pan todo obra de capitalistas. Mire hacia la sala y el comedor, salón familiar, un rápido inventario produjo el mismo resultado. Mire hacia el exterior, los muebles del patio, el auto estacionado, todo lo que me rodea es pensado, diseñado, producido en un sistema de libre empresa y de corte capitalista. Mi conclusión fue sencilla: “Esto se debe a que vivo en un País capitalista”. Me pregunte: ¡Diablos! ¿Que han fabricado los comunistas? ¿Como será en un país comunista? Como vivirá, por ejemplo, Silvio Rodríguez y su familia, que tanto defiende el sistema castrista. No fue necesario esforzarme para saber la respuesta. !De la misma manera que vivo yo! Desde la casa que habita y todos los bienes de consumo, todas esas fruslerías que hacen su vida y la de sus familiares, mas fácil, más llevadera, fueron y son creados, desarrollados y producidos por el sistema que tanto odian y atacan, desprecian y critican. El sistema totalitario, el comunismo, que esos señores hoy se empeñan en defender y apuntalar, solo ha creado miseria, devastación y ha llevado a la nación cubana a la ruina. Esos cambios que el sistema a regañadientes, quiere implantar ahora, hace mucho fueron inventados, tienen nombre y apellido, (libre empresa y capitalismo). Lo que no tenían antes, era, ese abusivo y usurero impuesto.
Hace mucho no se de la pobre Santa, se que vive donde viven ellos, bajo el mismo sistema “socialista, comunista o castrista” de lo que si estoy seguro es que no vive como vivo yo, no me extraña, lo que sí es triste y me extraña, que tampoco vive como viven ellos.
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