Miguel Grillo Morales on Tuesday, January 4, 2011 at 7:03pm
Cuando abrí los ojos al mundo en el Central Mercedes, ya Rodolfo Vidal estaba allí. Su esposa, doctora en pedagogía, fue, primero maestra y después directora de la primaria en nuestro Ingenio. Carmita la maestra, así la llamábamos todos, se gano el respeto de negros y blancos con una autoridad de mariscal de campo y una regla de la cual yo, ni nadie, pudo nunca predecir su alcance, dureza ni rapidez. Rodolfito se gano la estima de todos, con una sonrisa sincera y su amistad franca. Tornero de oficio, asistía diariamente al trabajo en los talleres del Ingenio elegantemente vestido y se cambiaba una vez estando allí a su habitual ropa de trabajo.
Sus hijas, Alicia y Ana formaban parte de aquella sociedad naciente, que en los bateyes de los ingenios cubanos más que amistad era una complicidad familiar. Su hijo Rodolfo, de mi edad, a quien apodábamos “Tinguaro” formaba parte de mi grupo de amigos.
Cuando la brutal garra de la dictadura castrista se abalanzó sobre el presente poniendo en peligro el futuro, cuando el castrismo y el marabú amenazaron con tragarse lo logrado por varias generaciones, Rodofito y Carmita, comenzaron los trámites para salir al exilio. No fue hasta 1970 que lograron su objetivo.
Los Vidal se asentaros en Belle Glade, FL, pueblo rural en las riveras de el lago Okeechobee. Rodeado como Mercedes de campos de caña y varios centrales azucareros, era lo más próximo al paraíso perdido. Rodolfito fundo un taller de mecánica, dándole servicio a la industria azucarera. Allí laboro hasta bien pasada su fecha de retiro. Allí empleo a todo aquel que llego de Mercedes, en ocasiones sin poder. Fueron muchos los que laboraron en su taller, hasta encontrar otro empleo. En mas de una ocasión pidió dinero prestado para cubrir nominas. Su vida y la de Carmita considerablemente austera. Nunca dijo que no, siempre la franca sonrisa, siempre el apretón de manos. Siempre el cheque de cobro para sus empleados los viernes. En una ocasión, llego a casa con una familia entera, que había perdido todo al incendiarse su hogar, los alojo por dos meses hasta que se recuperaron.
Ese fue el Rodolfo Vidal que yo conocí. Ese fue el que se gano mi respeto y mi más sincera estima. Este 2010 que nos deja crisis económicas y conflictos varios, quiso dejarnos algo más, la triste noticia de la muerte de un buen amigo y escogió a Rodofito y a su ultimo día para ello, el 31. Se que vivió una larga vida. El próximo 17 de Enero cumpliría 87 años. Se que desgastado de salud, finalmente descansa en paz. Pero se también, que lo voy a extrañar. Quiero que este sencillo y sincero tributo llegue a sus hijos y nietos para que sepan que un buen legado es la mejor fortuna que puede un Padre dejar a su prole. Y ese legado nos llego a todos los que le conocimos y disfrutamos su amistad, su sincera sonrisa, y su mano franca.
Descanse en paz Rodolfo Vidal.
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