Tuesday, November 28, 2017

La visita.

Una semana nos tuvieron acicalando la escuela. Los varones con guatacas eliminamos las malas yerbas del área de los jardines y pintamos las descascaradas paredes de la fachada. Las niñas baldearon aulas, baños, pasillos, adornaron las pizarras y los cestos de basura. Como por arte de magia aparecieron un centenar de frondosas arecas que fueron colocadas estratégicamente por toda la escuela aparentando una jungla verde en macetas blancas. Los alumnos de sexto grado confeccionaron cientos de metros de una suerte de longaniza de banderitas que se colgaron en los techos de los pasillos y un inmenso cartel dándole la bienvenida. A mi amigo Cosme Pedro Manrique y a mí, nos tocó pintar con un caldo blanco llamado lechada o cal un buen tramo de los contenes de la calle principal, calle Real le llamábamos, desde la entrada del pueblo hasta la esquina de la tienda grande. Cada aula, cada grado, tuvo que aprenderse de memoria un lema revolucionario y triunfalista que sería recitado a coro a la entrada del visitante al aula. La escuela José Abrines del central Mercedes (6 de Agosto) no parecía nuestra demacrada escuela. A los más revoltosos nos leyeron la cartilla, algo así como un pre-aviso sobre cómo debíamos comportarnos... y llegó el día.
Una caravana de jeeps rusos y dos autos americanos marca Oldsmobil se detuvieron aquella mañana de 1964 frente a la escuela. La numerosa comitiva incluía un grupo de hombres vestidos de verde olivo armados y una docena de ejecutivos vestidos de traje. Sin prestar atención a los regaños de la maestra la curiosidad nos hacia espiar por las persianas. Entraban en un aula y rápidamente salían. Así fueron haciendo el recorrido hasta llegar a la nuestra. Cuando atravesaron el umbral de la puerta todos los alumnos de tercer grado seguimos al pie de la letra las instrucciones que por semanas nos habían machacado. Nos pusimos de pie sin hacer ruido con las sillas y recitamos aquella arenga revolucionaria. Yo me sentaba en primera fila, cerca de la puerta, así que lo tuve delante de mí, a corta distancia. Era un hombre blanco de mediana estatura, vestido de traje y lentes de plástico negro. Su piel se me antojó blanca como la leche. El visitante recorrió con la vista el aula, profirió un seco - pueden sentarse - y se marchó.
Este pasado domingo 26 de noviembre en horas de la tarde volvió a marcharse. Esta vez de forma definitive. Solo Dios o el diablo saben el destino final. “Muere Armando Hart Dávalos”, leí en internet y recordé aquel día en mi aula de tercer grado. Luego lo vi amortajado, alguien le colocó los lentes de plastico negro, aparentemente el camino hacia el infierno no está bien iluminado. Eso sí, su ataúd, al igual que la vida que vivió pegado al poder no se parece en nada a la de los cubanos de a pie. Noviembre parece encaprichado en traer cambios a Cuba.   


Saturday, November 25, 2017

La guerra de Angola. ¡Gracias Fidel!


Cadáveres de soldados llegando a La Habana.

La cifra exacta no se conoce. Algunas fuentes del gobierno castrista la sitúan en 2,650. Pero conociendo su naturaleza manipuladora y su falta de transparencia en las informaciones, se estima que es mucho más alta. Se habla de una cifra por encima de cuatro mil. Me refiero a la cantidad de jóvenes soldados cubanos que perdieron la vida durante la guerra de Angola.

Dato curioso.

 Cuba con 9 millones de habitantes perdió 2,650 soldados en la guerra de Angola y Estados Unidos con 200 millones de habitantes perdió 58 mil soldados en la guerra de Vietnam. La caprichosa e irresponsable forma de Fidel Castro de alimentar su ego y de pagar la ayuda recibida de la Unión Soviética hacen que la pequeña nación caribeña perdiese más hombres porcentualmente (soldados/habitantes) en Angola, que los Estados Unidos en Vietnam. Cuba 294.44 soldados por cada millón de habitantes. Estados Unidos 290 soldados por cada millón de habitantes.

A un año de su muerte este escalofriante detalle es uno más de “agradecerle” en la larga lista de barbaridades cometidas por el dueño absoluto, por más de medio siglo, del poder en Cuba. ¡Gracias Fidel!

Wednesday, November 22, 2017

Los choferes de mi pueblo.


"Aucencias" Obra de Cesar Beltran
El primero de enero de 1959 triunfó la revolución cubana liderada por Fidel Castro. En esa fecha en el pueblo de mi infancia el central Mercedes, (6 de Agosto) localizado en la llanura de Colón Matanzas, existían un grupo de choferes particulares, boteros solía llamárseles, que brindaban con sus autos un excelente servicio de transporte. Pueblos cercanos, Manguito, Amarilla, Calimete, Guareiras, Colón, estaban en sus rutas. Algunos hacían viajes largos hasta la capital o ciudades de otras provincias. Solían aparcar sus autos a un costado del parque y en una organizada línea esperaban completar un viaje mientras hablaban de beisbol o de política bajo la sombra de los frondosos Jagüeyes. No eran millonarios, no eran explotadores, eran solamente laboriosos y emprendedores cubanos. Con la ayuda de algunos amigos he logrado confeccionar una lista con sus nombres. Quiero aclarar que Mercedes era un pueblo pequeño, un central azucarero.

Esta es la lista.

Julio Mejía, José Vega (Veguita), Rafael Morales, Norberto Morales, Nenito Morales, Mesa, Juan Valladares, Gerardo Zulueta (Nicutín), Nicolás Carrillo (El Americano), Francisco Cairó (Pancho) y Marcelino Rodríguez.

La lista contiene once nombres. Puede que se me escape alguno. 
 

Como medida de control total, en los planes del incipiente dictador estaba destruir la empresa privada. Exhortando las más bajas pasiones como el odio y la envidia, el plan de implantar el verdadero bloqueo interno le tomaría pocos años. 

“Pero conocemos todos esos negocios, y deseamos expresar que en un futuro las actividades privadas industriales de cualquier tipo y las actividades comerciales de cualquier tipo serán prohibidas por las leyes revolucionarias” (APLAUSOS).  (Discurso pronunciado en Santiago de Cuba, el 26 de julio de 1967)

En 1968 se realizó la llamada “ofensiva revolucionaria”, que barrió con todas las pequeñas empresas privadas, y no perdonó ni la más mínima expresión de trabajo por cuenta propia. En el curso de esa ofensiva, desaparecieron los vendedores de granizados, helados, maní, hasta los limpia botas y por supuesto los choferes de alquiler particulares. En ese intento por llevar la estatización a todos los niveles de la vida económica, dejaba de existir en Cuba, como anunciara previamente, “todo vestigio de propiedad privada sobre los medios de producción”. Fidel Castro le imponía a los cubanos un sistema totalitario de corte estalinista, en el que tenían fuerte peso las ideas trotskistas, las doctrinas de Mao, el caudillismo latinoamericano y su propia personalidad.

Hay que admitir que sin medidas como estas y las que implementó para controlar absolutamente todos los medios de prensa no le hubiese sido posible perpetuarse en el poder hasta su muerte. Las graves consecuencias que estas medidas han tenido en la vida de la nación cubana y en su pueblo están a la vista en los más elementales renglones de la economía.  

Lamentable es señalar que hoy, los residentes del central Mercedes (6 de Agosto) solo tienen a su disposición como medio de transporte coches tirados por caballos que hacen un lento recorrido del central hasta el crucero de la carretera Colón – Manguito. De ahí en adelante están a merced de la caridad humana. Mercedes es solo un pequeño ejemplo de una constante a lo largo y ancho de la Isla.

Sirva la lista de desaparecidos choferes de alquiler de mi pueblo como pequeño ejemplo y denuncia de la inmensa destrucción que el sistema castrista le ha infligido a la nación cubana. Problemas habían. ¿Dónde no?. Pero Cuba no era el horror ni el desastre que han intentado hacernos creer los que verdaderamente has traído el horror y el desastre a un país prospero. Basta con observar las ruinas para imaginarnos un pasado promisorio. Amigos que van de visita y otros que me leen desde la Isla podrán corroborar, los últimos aunque sea en silencio, esta triste y lamentable realidad.

Monday, November 20, 2017

Mito y realidad.


El próximo 25 de noviembre se cumplirá un año de la muerte de Fidel Castro. A los cubanos de la Isla les esperan nueve días de homenaje impuesto, donde se exaltarán los sentimientos y se inflará aún más la figura del dictador. Los medios de prensa cubanos, en manos del Estado, se han dedicado durante 58 años a exaltar su figura en una suerte de enfermizo culto a la personalidad. Pero los mitos, mitos son y no resisten el escrutinio ni la realidad de la historia.
En estos días previos al primer aniversario he leído en un blog oficialista, en referencia al difunto, la siguiente aseveración, "su estilo de encontrarse siempre en la primera línea de cualquier combate.."
¿En cuál combate estuvo Fidel Castro en primera línea? ¡Díganme uno solo por favor! 

Veamos.
Asalto al cuartel Moncada.


A pesar haber planeado hasta el más mínimo detalle, a pesar de conocer la ciudad de Santiago de Cuba perfectamente, su auto misteriosamente se extravió en el trayecto y llego tarde, prácticamente no participó en el asalto. 
Cuartel Moncada 26 de Julio 1953

Sierra Maestra.
Pasó los dos años (2 de diciembre 1956 - 1 de enero 1959) de la lucha armada en la seguridad del campamento de La Plata, lejos de cualquier línea de fuego o combate.
Campamento La Plata 1958

Playa Girón.

Estableció su oficina lejos de la zona de conflicto, en el central Australia. Tal es la manipulación que lo han llegado a señalar como el autor del hundimiento del barco Houston, cuando en realidad llegó a la playa cuando todo había terminado y desde un tanque, en un alardoso teatro le disparó al barco ya inutilizado y semihundido. 
Central Australia 1961
Puedo elaborar una larga lista de ejemplos, pero no es necesario. Puedo incluso elaborar una larga lista de nombres de hombres que si se jugaron el todo por el todo en el frente de batalla. Hombres que con su valentía, incluso con su vida, le fabricaron una revolución para que él la disfrutara desde la altura del poder absoluto. Se le puede dar crédito por traiciones, imposiciones, por la dolorosa separación de las familias cubanas, por llevar a la nación al borde de un holocausto nuclear y a la ruina económica. Incluso por ordenar a otros apretar el gatillo. ¿Pero por estar en primera línea de cualquier combate? No señores, por eso no. Los cubanos estamos saturados de mentiras y de mitos. Este es sin lugar a dudas el caso más notorio. Pasarán los años y poco a poco se desmitificará la hipervalorada figura de quién fuera en vida un tirano ególatra y un comandante araña. Y si, la historia finalmente lo condenará.