Vi, con detenimiento la participación se Silvio Rodríguez en el programa “Con Dos que se Quieran” conducido por Amaury Pérez en la Televisión Cubana. Ya nada me asombra de Silvio. Declararse el cantante oficialista de los hermanos Castro, no es otra cosa que una reafirmación de algo que ya todos sabíamos.
En todos los tiempos distintos tiranos han utilizado, por amor o por temor, el arte y algunos artistas para su beneficio y propaganda. Pero la actitud del autor de Ojala, sobrepasa con creses todas las anteriores. Es a mi juicio, merecedora de ingreso en el libro de récords Guinness. En esta oportunidad llega criticar a cantantes cubanos exiliados en USA, por cantarle hace años en la casa blanca, al presidente George W Bush. Cuando él lleva casi medio siglo cantándole a la tiranía más antigua de América. No solo cantándole, respaldando sus más horribles crímenes.
En la entrevista se le ve taciturno, triste, acomplejado. Tiene que estarlo. La chicharoneria tiene un alto precio. Solapadamente menciona que a la revolución es necesario quitarle la R, a sabiendas de para que exista evolución en Cuba es necesario quitar dos C.
Me pregunto ¿Que sentirá este trovador cuando mira la Habana pasar, parapetado tras los cristales de su auto? Esa Habana derrumbada y maltrecha, víctima de más de medio siglo de arbitrariedad dictatorial. Ese pueblo arruinado y con la vista y la esperanza puesta en marchar al extranjero. Para él, la culpa de todo la tiene el bloqueo, el Imperio. Dice no haberlo olvidado, pero qué lejos está este Silvio, de aquel joven que un día fue el que vetaron en la radio y la TV cubana. Qué lejos esta de los verdaderos anhelos del pueblo cubano. El es de esos, que una mañana despertaran y preguntaran: ¿Que paso? Nada: ¡Que se murieron dos, y basta!
No comments:
Post a Comment