Miguel Grillo Morales on Sunday, September 19, 2010 at 10:12am
Ayer asistimos Mocho y yo, al tan esperado concierto de Marc Anthony. Confieso que me gusta la música de ese flaco puertorriqueño, especialmente la contenida en su última entrega Iconos. Dios lo favoreció con gran voz, talento y se olvido de todo lo demás. Lograr parqueo fue una odisea, mucho mas difícil que conseguir las entradas, dejamos el auto justo al lado del Arena en una zona prohibida, sobre una franja de cuidado césped, debajo de una hilera de frondosas palmas, expuesto a que una yagua le destrozara los cristales o aun peor, que una grúa cargara con el.
Los asientos estaban magníficamente localizados y excesivamente cobrados. Confieso que me siento incomodo rodeado de tantas “luminarias”, pero Gloria, Emilio, Lily son gente muy chévere. Mocho me señalo a un tipo coco rapado y me dijo: - “Ese es Pitbull” vi al coco rapado, pero al perro no lo vi por ningún lado. Creo que ni cuatro perros Pitbull no son suficientes para defender la dama que lo acompañaba de la mirada de los varones presentes (me included).
El concierto fue un derroche de energía y talento de una artista de potente voz, que logra alargar y mantener notas hasta llegar al borde de un desmayo, sacando aire no se de donde. Mocho disfruto mucho y yo muy contento por ella. Milagrosamente, el auto no fue victima de una yagua ni de una grúa. La única victima fui yo, que si bien estaba justo detrás de ella no pude ver lo que quería ver, pues Jeniffer se paso toda la noche sentada.
Miguel Grillo Morales
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