Monday, November 14, 2011

Navidad en el recuerdo.

By Miguel Grillo Morales on Thursday, December 23, 2010 at 12:30pm
A Horacio Grillo Ravelo.
Buen Socio.
No se cuanto tiempo hace que no te asomas a esta ventana, ni cuanto tiempo pasara antes de que lo hagas. Pero no puedo dejar de escribirte en ocasión de estas fechas.
Recuerdo hace ya muchos Diciembres cuando durante estos días, aquella familia de Grillos se reunía para celebrar Navidad en la vieja casa de los abuelos, en la finca Esperanza y Sumidero. En los días previos (como hoy) matar un lechón y prepararlo para asarlo el 24, era todo un acontecimiento y un derroche de alegría y complicidad.
Recuerdo las caserías de guineos para regalar un par a cada empleado. Mi Madre preparando y confeccionando buñuelos en almíbar. Las tías en aquellos encarnizados juegos de lotería o bingo, desde donde nos llegaba como un oleaje, las carcajadas y las risas provocadas por bromas y travesuras durante el juego. El aroma a lechón asado se mezclaba con el dulce olor de la molienda del majestuoso Central Mercedes, sus dos torres blancas erguidas en el horizonte y su pito anunciando el cambio de turno se me antojaba un estremecedor rugir.
Nuestros padres jugaban domino, la hermandad y respeto se mantenía, aunque el juego tomara seriedad de suicidas. Pronto aprendí que podía observar los acontecimientos del juego, en silencio, pero virar una de las fichas que quedaban sobrantes en la esquina de la mesa, era poner en riesgo mi salud dental. Tío Pipe fumaba puros (El Coloso) y adornaba el final de una conversación con aquella frase suya en ingles “allright”. Los primos jóvenes conversaban y disfrutaban las actividades y se daban un traguito de ron sacado a hurtadillas de la despensa.
Yo el más pequeño, intentaba hacerme hombre entre ustedes, hoy agradezco por cuanto me ayudaron en el empeño. Creo que nadie se detuvo a pensar lo feliz que éramos, mucho menos a prevenir tormentas.
Con la certeza de aquellos días son irrepetibles trato de mantener viva la tradición, pues suficiente nos robaron ya. En otra latitud, en otra tierra, en otro clima, terco como un mulo, asare un lechón, reuniré a los herederos míos y de aquellos días, alrededor de la mesa y brindare, por lo que fuimos, por lo que somos y por lo que seremos. Si a cincuenta años de esta Navidad, alguno de mis descendientes recuerda esta fecha, con el amor y el orgullo que hoy yo recuerdo aquellas, algo positivo habré logrado. Tengo una magnifica e inolvidable hoja de ruta, se la debo a aquellos monumentos de hombres que si bien hoy ya no están, nos la dejaron sembrada es nuestras almas y nuestros corazones con la imborrable tinta del ADN.
Un fuerte abrazo y Feliz Navidad.

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