Thursday, September 22, 2016

Desayuno.


Las veo avanzar lentamente por el pasillo del restaurante. Cada una carga en sus manos el peso de una bandeja con el desayuno y sobre sus hombros, sobre sus cuerpos, el implacable peso de al menos ocho décadas de vida. Las cabelleras blancas, la piel arrugada, los ojos marchitos de tanto mirar, pero en sus labios, en sus mustios labios, dos diáfanas sonrisas.  Paso a paso llegan hasta la mesa continua a la mía, con dificultad, depositan sus respectivas bandejas en un lento y tembloroso ritual. Cada gesto, cada movimiento aparenta ser un sacrificio y un triunfo al impedimento que la avanzada edad les provoca.  Se sientan a la mesa, y suspiran exhaustas al unísono.
Me miran y escucho un “good morning” a dúo, que devuelvo con gentileza. Extienden sus brazos sobre la mesa, se toman de las manos, inclinan la cabeza, cierran los ojos y le rezan a su Dios. Le rezan a un Dios sin intermediarios, sin un listo de por medio capaz de sacarle provecho a una fe sincera. Son dos ancianas genuinas representantes de una especie camino a la extinción, algo que aun se puede observar, campo adentro en “Heartland Florida.”  Las miro y las admiro en silencio. Me recuerdan a mi madre, a mis tías. Me conmueve la escena. Me levanto de mi mesa he terminado mi desayuno. Me acerco a ellas, con ternura les regalo mi mejor sonrisa y les digo con mucho respeto,  Ladies, God bless you both and God bless América. Salgo del restaurante pensando, imaginando,  cuanta historia, cuanta vida acumulada en estas dos damas. Familia, amigos, amores, porque ellas un día también fueron jóvenes y bellas.           

3 comments:

  1. mi amigoooooooooo ud me saca las lagrimas con tanta facilidad. q bien y q mal ser de esta especie sensibleeeeeeeeeeee... como ud y como yo. q medimos en el aire,,, de un simple soplidooooooo tanta vida , tanta historia. la descripcion es perfecta, la carga emocional tambein pero lo q es mejor aun , es su gestoooooooo. pq no cuesta nada regalar una sonrisa q quizas se convierta en alegria para todo el dia.

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  2. Como siempre, una lectura amena y agradable. Gracias.
    Orlando Grillo

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  3. Donde quiera hay arte y literatura, solo hay que saber mirar y detenerse. Qué privilegio Miguel poder hacerlo, disfrutarlo y saber compartirlo de manera que a los demás también nos parezca haber estado esta mañana disfrutando de esas pequeñas cosas.

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