Thursday, October 3, 2019

A Idalina Betancourt. (In Memoriam)

Idalina en el papel de angelito el dia de las Mercedes.
  

−Murió Ida.

La noticia me llegó, mala, rotunda, aplastante.

−Te aviso porque sé que la querías.

La llamada fue en horas de la tarde de ayer y anoche soñé con ella, con Ida.
 

En el sueño volvimos, juntos, amigos, vecinos, hermanos, inocentes y lozanos a correr debajo de un copioso aguacero por el callejón de la finca La Esperanza, el callejón de nuestra infancia.


Volvimos a recolectar crisálidas para colocarlas en un enorme frasco de cristal y observar su metamorfosis. Después desenroscamos la tapa y las dejamos en libertad, para verlas convertidas ya en mariposas cubrir el jardín de Marpacificos de su casa de un amarillo intenso.




Realizamos experimentos científicos con un cargamento de medicamentos viejos descubiertos en la casita de desahogo de sus padres. Mezclas de pastillas y jarabes que en nuestras infantiles mentes curarían las peores enfermedades.




Volvimos a ser compañeros de colegio, estudiamos, completamos la tarea juntos. Asistimos a un cumpleaños donde intentamos, con los ojos vendados, ponerle la cola al burro Perico y destrozamos una piñatas a estacazos.




Fuimos a la matinée del cine del central, el central Mercedes, y reímos a carcajadas con una película de Cantinflas. Al final de la jornada la despedí en el portón de hierro de mi patio, la vi atravesar ágil el callejón, la cálida brisa hacia flotar y el sol del trópico sacaba destellos color oro a su cabellera rubia. Se detuvo un instante a la entrada de su patio, giró, levantó la mano derecha y me dijo adiós con una feliz sonrisa reflejada en su rostro. Una rara, una imposible niebla a esa hora de la tarde la fue cubriendo lentamente hasta que su diminuto cuerpo desapareció. Me quedé con la mano en alto diciendo adiós, con la mirada perdida en la bruma.


Merodee un rato por mi patio sintiendo un hondo vacío y sin ganas de jugar. La voz de mi madre me sacó del letargo. - Ven Migue, es hora de bañarte. Entré cabizbajo en casa y me dirigí a mi cuarto, me senté en la cama y volví a escuchar la  voz de Carmita desde la cocina, esta vez en un tono muy dulce.


- Mijo, mañana la volverás a ver.

Fue entonces que desperté aquí en Miramar, a la realidad del cuarto en penumbras, a la esfera lumínica del reloj marcando las 4:28 AM del jueves 3 de septiembre del 2019, a la amarga realidad de su muerte, y conteste.

- No Madre, ya no la volveré a ver más.

Tuesday, September 24, 2019

Justos, pero no pecadores.



No, no me alegro de las penurias que están pasando mis familiares y el resto de los cubanos en la isla. Y me preocupa que las leyes que impone el gobierno norteamericano afecten a justos y no a los pecadores. Pero antes de culpar solamente esas leyes y a un gobierno extranjero, analizo el montón de injustas leyes que impone y ha impuesto por años el castrismo a la población y llego a la conclusión que es la anquilosada nomenclatura aferrada al poder... y a un sistema fracasado la principal culpable de la horrible situación económica que atraviesa la isla.


Dos recientes hechos han sido el detonante de esta “coyuntura”.


Primero.
La cancelación por parte de Brasil del programa Mais Médicos. Un acuerdo creado por la presidenta Dilma Rousseff, admiradora y amiga de la dictadura castrista y que terminó siendo destituida de su cargo, donde Brasil pagaba al gobierno cubano una cantidad mensual por cada médico, cantidad que no la ganaban muchos médicos brasileños, y el gobierno cubano a su vez se embolsaba el 90% de ese salario, pagándole a los doctores unas migajas. La cancelación de este trato significó un duro golpe para el cepillo castrista. Para los galenos cubanos, la oportunidad de salir en una misión significaba una tabla de salvación dentro del agobio isleño. Ante los ojos del mundo libre este convenio era visto como una explotación y un método de esclavitud moderna.



Segundo.
La aguda crisis económica venezolana creada por la incompetencia de un modelo calcado del castrista si bien ha perpetuado en el poder a un grupo de ineptos, ha arruinado a un país rico. La mesada que el chavismo ofrecía, por pura propaganda política, a manos llenas llega a su fin. Probando lo fácil que es regalar lo que no es de uno y lo peligroso que es vivir de limosnas. Y seamos sinceros, de limosnas ha vivido el castrismo desde los tiempos de la Unión Soviética.







Conclusión.

Es simplemente escalofriante que después de sesenta años de poder absoluto e ininterrumpido el castrismo y la nación cubana dependan de un barco tanque, un solo barco de petróleo, para no quedarse inmóvil y a oscuras. Amigos, cuando imagino a mi prima en un pequeño cuarto, abanicando con un pedazo de cartón a su hijo en la calurosa madruga cubana, no pienso en Estados Unidos ni pienso en el cubano que pueda alegrarse de esta situación. Pienso en el rollizo Miguel Díaz Canel y en esa camarilla de dirigentes vitalicios pidiéndole sacrificios al pueblo desde un programa de televisión para después tomar un auto abastecido de combustible y marcharse a dormir en una confortable habitación climatizada. No se usted, pero yo primero pienso en ellos. En ellos y después en las madres que los parieron a todos.

Sunday, July 14, 2019

La G del Grillo.: Nanahcub Horse.

La G del Grillo.: Nanahcub Horse.: Es un largo y arduo camino el que conduce a las carreras de caballos. Puede incluir: criarlo, seleccionarlo, comprarlo. Después viene otro l...

Thursday, July 11, 2019

Nanahcub Horse.

Es un largo y arduo camino el que conduce a las carreras de caballos. Puede incluir: criarlo, seleccionarlo, comprarlo. Después viene otro largo y mas difícil sendero: cuidarlo, entrenarlo y lograr que venza un sin número de obstáculos, incluyendo un grupo de contendientes en las carreras. ¡Suerte a Nanahcub, un bello potro de dos años y al equipo que lo entrena para su debut!  





Thursday, May 2, 2019

Primero de mayo y la mula de Primo




 

Yo quisiera que alguien me explicase algo. Yo quisiera poder explicar algo.
Ayer 1ro de Mayo los noticieros de televisión nos mostraron imágenes de cientos, miles de hombres y mujeres reclamando mejoras salariales, laborales, económicas en las principales capitales y ciudades del mundo. En España, en Inglaterra, en Francia, en Alemania, hasta en Rusia. En algunas capitales las protestas se volvieron violentas, en Paris volcaron automóviles y se quemaron contenedores de basura.

Mientras tanto en Cuba, en La Habana, el país con uno de los peores niveles salariales de toda América, con pésimas condiciones laborales y de transporte, miles de ciudadanos marcharon desde temprana horas de la mañana por la Plaza de la Revolución frente a los principales dirigentes del partido comunista cubano organizada y respetuosamente. Ni un solo reclamo, ni una sola queja, ni un solo intento de reivindicación económica, laboral o social. Solo denuncias de una posible intervención o agresión extranjera.

En el central Mercedes (6 de Agosto) mi pueblo natal en la provincia de Matanzas, para reparar las paredes de los hornos se utilizaba una mezcla de cemento con polvo de ladrillos refractarios. Para obtener el polvo se trituraban los ladrillos viejos. Esta labor la realizaba una mula que tiraba de una rueda gigante debajo de una caseta circular. La mula de Primo la llamaban porqué su dueño y operario de aquella trituradora era un negro flaco al que todos llamaban Primo. Desde tempranas horas de la mañana, Primo ataba el delgado animal a la rueda y la azotaba para que tirara de ella haciendo un círculo mientras él arrojaba ladrillos debajo de la pesada rueda. Hora tras hora, día tras día, mes tras mes, año tras año, la mula de Primo realizó flaca y mal nutrida aquella tediosa labor.

Muy mayor y casi ciega fue revelada de aquel calvario y soltada en un potrero. Era usual verla años después de Primo haber muerto, dentro del potrero dando vueltas en círculo sin apenas detenerse a pastar.

Amigos, la libertad física no es posible sin libertad mental.









Thursday, April 4, 2019

No es un machete cualquiera.








 − Mira lo que mi hijo Hugo hizo con la hoja del viejo machete del tío Pipe− me dijo mi primo Oscar mostrándome una foto. Y en efecto en la foto se aprecia un hermoso y bien elaborado sable de hermosa empuñadura hecho a mano por Hugo Grillo un tipo con una habilidad para trabajos manuales fuera de serie. Le hice una ampliación a la foto en el “Smart Phone” y logré ver sobre la acerada y bien pulida superficie el cuño de fábrica impreso en el metal cerca de la empuñadura: Una corona de donde surge un brazo en alto sosteniendo un martillo de fragua y debajo,  Legitimus Collins & Co, Made in USA, NO 323.

La memoria, esa fuente inagotable de hechos e imagen pasadas, se sacudió la pereza, ahuyentó el olvido haciéndome recordar las tantas veces que vi aquel instrumento de corte en las manos de mi querido tío Pipe. Pero no solo tío Pipe, algunos de mis otros tíos y mi padre usaban un machete idéntico. Si amigos, la mayoría de los guajiros cubanos eran propietarios de un machete. Pero el Collins no es un machete cualquiera, es quizás el machete de mejor calidad fabricado. Llena está la jerga guajira de referencias a este instrumento que debe su nombre a la ciudad sede de la fábrica, Collinsville, Connecticut USA.

Tres días de intensa búsqueda en Internet hasta que logre encontrar uno idéntico en una tienda de antigüedades en Milford Michigan. Ayer llego el paquete via “Priority Mail”. Cuál sería mi sorpresa al comprobar que a pasar de tener más de setenta años, aun mantiene las etiquetas o pegatinas originales de fábrica y que no fue prácticamente usado.  



Pronto, dentro de una caja de madera hecha a su medida, con una nota aclaratoria de “replica”  engrosará el pequeño museo de objetos que fueron propiedad de aquellos hombres que con su esfuerzo y determinación lograron tanto con tan poco y dejaron como legado y fortuna su ejemplo. No, no es un machete cualquiera, es un pequeño y emotivo tributo.


Monday, January 7, 2019

El robo.



−Juana, prepárame un termo con café y acuesta temprano a los muchachos, ese hombre va a venir a robarse la puerca esta noche y lo voy a esperar.− El pedido que le hacía mi abuelo Don José Grillo a mi abuela Doña Juana Martín era motivado por dos razones: su inefable intuición campesina y una visita inesperada.
 
Aquella apacible tarde de octubre de 1938 un desconocido había llagado a la casa de mis abuelos, un lugar remoto, rodeado de potreros y montes, apartado de todo camino vecinal y localizada en el centro de la finca La Esperanza y Sumidero. Durante la corta visita al forastero se le trató con la hospitalidad acostumbrada por los guajiros cubanos. Se le ofreció agua, algo de comer y se le indicó la forma de llegar a Colón, pueblo cercano, su supuesto destino. El hombre andaba a pie y en la media hora que duró su estancia, mientras conversaba con él, Don José notó que se fijaba nervioso y continuamente en una enorme puerca preñada que descansaba atada por una larga cuerda al tronco de un frondoso almendro en el patio de la casita de campo.
 





Un cartucho en cada recámara de la Remington calibre 16 de dos cañones, una manta para apaciguar la frescura de la noche otoñal, un taburete recostado a la pared del pequeño portal, el termo de café caliente, la soledad y el silencio del campo cubano fueron los acompañantes del abuelo aquella noche madrugada de vigía. Por la posición de la Luna José calculó que eran aproximadamente las dos de la madrugada cuando una rama seca se quebró bajo el peso de una pisada y un bando de palomas rabiche despertadas por el ruido del intruso salieron volando despavoridas de los árboles donde dormían. La luz de la luna llena se reflejaba en el rocío depositado en las hojas de la maleza y en la yerba del patio, iluminándolo todo, mientras el pequeño portal desde donde vigilaba el abuelo se mantenía en una impenetrable penumbra.

 
El crujir de las hojas secas, audibles como en un sistema estereofónico en el impecable silencio de la noche campestre, el repentino silencio de los grillos, delataban el avance y recorrido del intruso. Entonces el abuelo enderezó lentamente el taburete separando el respaldar de la pared y sentándose en posición correcta, levantó y apuntó los negros cañones de la escopeta hacia el tronco del almendro y esperó hasta que la vacilante figura del ladrón emergió de la arboleda y se dirigió sigiloso hasta el árbol donde se encontraba atado el animal. Con un leve puntapié en la barriga, que provocó un gruñido de espanto, despertó el ladrón a la puerca que dormía plácidamente en un confortable colchón de paja seca. Sigilosamente se acercó al tronco del árbol y se arrodilló para desatar la cuerda, sin imaginarse que a unos escasos veinte metros dos cañones le apuntaban cargados con dos cartuchos de municiones número cuatro.



−Te estaba esperando cabrón− la potente voz del abuelo Grillo retumbó como un trueno quebrando el denso silencio de la apacible madrugada, seguida de la acción de apretar el gatillo. Un ensordecedor estruendo y una llamarada de fuego impulsaron la carga de municiones que si bien no mataron al ratero le penetraron la piel y lo hirieron. El individuo saltó hacia atrás como un resorte y emprendió la fuga, primero a gatas hasta incorporarse. − Párate desgraciado − y el segundo disparo impactó al ladrón en retirada en plena espalda. El estruendo que provocaba en su frenética huida al atropellar ramas y gajos de la arboleda era comparable al ruido provocado por una manada de elefantes en estampida.

Un agudo quejido y el chirriar de los pelos de alambre de púas, tensados como cuerda de guitarra, de una cerca perimetral en los que se enredó el ladrón en la desesperada carrera fueron los últimos sonidos que se escucharon en la madrugada en aquel placido valle seguido de los dos últimos disparos hechos al aire por el abuelo José.

 − Cálmate mujer, todo pasó, ese no vuelve por aquí ni a buscar centenes. − fue todo lo que dijo José antes de acostarse a dormir.

A la mañana siguiente comprobaron que en las filosas púas de alambres marca Gauchada el hombre había dejado gran parte de su vestimenta y lo que décadas después llamarían muestras de ADN, pero en aquella primera mitad del siglo veinte los guajiros llamaban simplemente tiras de pellejo.

− Esto es lo que le debe pasar a todo aquel que intente apoderarse de lo ajeno− sentencio Don José antes de comenzar su jornada de trabajo en la finca.

Aquel no fue el primero ni el último robo del que fueron víctimas los propietarios de la finca Esperanza y Sumidero. Un cuarto de siglo más tarde, el 3 de octubre de 1963 los ladrones volvieron a entrar. Esta vez lo hicieron a plena luz del día, los siete herederos de José y Juana no pudieron hacer nada contra ellos. A pesar que la expropiación violaba los estatutos de la última Ley de Reforma Agraria, los vándalos venia armados, vestidos de verde olivo y respaldados por un sistema totalitario y violador de todo tipo de derechos. Pero esa es otra historia y para contar en otro momento.