Thursday, April 4, 2019

No es un machete cualquiera.








 − Mira lo que mi hijo Hugo hizo con la hoja del viejo machete del tío Pipe− me dijo mi primo Oscar mostrándome una foto. Y en efecto en la foto se aprecia un hermoso y bien elaborado sable de hermosa empuñadura hecho a mano por Hugo Grillo un tipo con una habilidad para trabajos manuales fuera de serie. Le hice una ampliación a la foto en el “Smart Phone” y logré ver sobre la acerada y bien pulida superficie el cuño de fábrica impreso en el metal cerca de la empuñadura: Una corona de donde surge un brazo en alto sosteniendo un martillo de fragua y debajo,  Legitimus Collins & Co, Made in USA, NO 323.

La memoria, esa fuente inagotable de hechos e imagen pasadas, se sacudió la pereza, ahuyentó el olvido haciéndome recordar las tantas veces que vi aquel instrumento de corte en las manos de mi querido tío Pipe. Pero no solo tío Pipe, algunos de mis otros tíos y mi padre usaban un machete idéntico. Si amigos, la mayoría de los guajiros cubanos eran propietarios de un machete. Pero el Collins no es un machete cualquiera, es quizás el machete de mejor calidad fabricado. Llena está la jerga guajira de referencias a este instrumento que debe su nombre a la ciudad sede de la fábrica, Collinsville, Connecticut USA.

Tres días de intensa búsqueda en Internet hasta que logre encontrar uno idéntico en una tienda de antigüedades en Milford Michigan. Ayer llego el paquete via “Priority Mail”. Cuál sería mi sorpresa al comprobar que a pasar de tener más de setenta años, aun mantiene las etiquetas o pegatinas originales de fábrica y que no fue prácticamente usado.  



Pronto, dentro de una caja de madera hecha a su medida, con una nota aclaratoria de “replica”  engrosará el pequeño museo de objetos que fueron propiedad de aquellos hombres que con su esfuerzo y determinación lograron tanto con tan poco y dejaron como legado y fortuna su ejemplo. No, no es un machete cualquiera, es un pequeño y emotivo tributo.