Thursday, December 21, 2017

El hierro.


Quizás haya sido la proximidad y la carga emotiva y de añoranza con la que suele venir acompañada la época navideña. Esta mañana abrí la gaveta del recuerdo y en ella encontré un documento que mi hermana Marta me había entregado hace unos meses. Es parte del tesoro familiar, es parte del mapa histórico de nuestra familia.  Es el certificado de registro del hierro para marcar ganado de mi padre José Miguel Grillo. El documento renovado el 28 de junio de 1957 con sus correspondientes sellos demuestra la excelente organización que tenia la ganadería cubana antes de 1959. Muestra el dibujo del hierro con la M y el #7 (la séptima letra del abecedario es la G) y las regulaciones y instrucciones de donde colocarlo.
 
No éramos ese país en arrapos que durante 58 años han intentado hacerle creer a las nuevas generaciones los que precisamente han dejado a la nación en arrapos. Mi padre no era latifundista, no era multimillonario. Era un guajiro que nació en una casita de piso de tierra y techo de guano y que logró con arduo y honesto trabajo, entre otras cosas, que sus hijos nacieran en una casa de piso de mosaico y techo de tejas. Voy a enmarcarlo y ponerlo junto a las demás tesoros  que me recuerdan de quien y de donde provengo.  Es un pequeño tributo a los que de una certera manera me recuerdan de donde provengo y hacia dónde debo dirigirme.