Wednesday, December 31, 2014

Necesidades de fin de año.


Eran dos, de apariencia dudosa. Me abordaron en el parqueo a la salida del banco esta mañana. Para no ser acusado de racista no revelaré su etnia. Desde un maltratado Ford Explorer el pasajero en forma suspicaz, mirando hacia todos lados incesantemente, me dijo.

       ¿Acere, quieres comprar un televisor plasma de 60 pulgadas, barato?

       No, no me interesa.

       ¡Acere, por cuatrocientos pesos te incluyo un sistema de sonido!  

       No socio, no me interesa.

       ¡Acere, están nuevos en su caja! Estamos escachados y necesitamos  resolver para fin de año. Dame lo que tú quieras.  

Las exigencias de los comerciantes sobre rueda me obligo a ponerle fin a las negociaciones, en su nivel y en su idioma. Les dije:

− ¿Acere, tu sabes que así mismo empecé yo hace cuarenta años? Yo le ponía ladrillos adentro a las cajas. ¿Ustedes que le ponen?

Se miraron, masticaron tres malas palabras y salieron chillando goma, en busca de algún ingenuo.  

Monday, December 1, 2014

Adios a un montero.


Roman Mesa, Horacio Grillo, Miguel Grillo (2002)
 
Llegó al callejón de la finca La Esperanza, en el Central Mercedes, al estilo viejo oeste americano, con todas las pertenencias de su familia sobre una carreta de bueyes y tres caballos atados en forma de longaniza, detrás de la carreta. En semanas previas, había construido una casita campestre de paredes de tabla y techo de tejas rojas. En semanas posteriores, construyó su leyenda.

Domador de caballos, montero, hombre de campo. Estos son los adjetivos con los que puedo calificarlo. Hábil en el adiestramiento de caballos para la lidia de ganado, su casa se convirtió en el punto de convergencia de los chicos del barrio, que íbamos admirados a verle montar por primera vez algún potro semisalvaje. Con destreza, cortaba crines y colas, convirtiendo pencos de dudosa raza en bellos ejemplares. Con betún de lustrar calzado, hacia brillar los cascos. Húmeda y tejida en una trenza, una escasa y descuidada cola se convertía en hermosa y ondulante obra de arte.
 

Un caballo grande, negro y holgazán comprado por unos pocos pesos a mi primo Alfredo Grillo, se convirtió en un caro y bello ejemplar de brilloso pelambre bajo su cuido. Recién bañado, atado debajo una frondosa mata de mangos, un chorrito de creolina en cada casco, aquel “avispado” animal parecía capaz de tragarse el mundo. Así lo vieron aquellos guajiros que vinieron desde Jagüey Grande y pagaron mil pesos cubanos por él.  

El último recorrido a caballo que hice por lo que un día fue la finca de mi familia, lo hice con él. Me ensilló su mejor Quarter Horse para la ocasión. Cuando me fui en 1970 del callejón de mi infancia, lo deje allí domando y entrenando caballos. De vez en cuando le hice llegar ejemplares de la revista American Quarter Horse Journal. Siempre recibí mensajes de agradecimiento. Uno de ellos en forma de una jáquima confeccionada por él. La última vez que nos vimos personalmente fue en febrero del 2002. Sombrero y habano presente, charlamos toda una tarde, recordando acontecimientos de mi niñez. – ¿Tienes buenos caballos? Le pregunte. –Prácticamente, ni eso queda ya aquí Miguelito. Me dijo haciendo una mueca.   

Ayer recibí la mala nueva. Una vez más noviembre se lleva un amigo, a un buen amigo. Di un largo  recorrido por mis establos. Limpié y acicalé mi mejor montura y escribí esta nota llena de dolor. Es el mejor homenaje que le puedo hacer a un hombre como Román Mesa.


Monday, October 13, 2014

Teo.





Familia Gonzalez. Bar/Cafeteria Hogares. Madrid (1969)
 
A pesar de los intentos de Teo por evitarlo, la fina copa de cristal se hizo añicos contra la pared exterior del edificio. Su contenido dejo una mancha oscura en la superficie de ladrillos rojos e inundó la tarde madrileña de olor a brandy. 
Conocí a Teófilo Saguar una tarde primaveral de 1971. Él, alternaba con un grupo de amigos en el Bar/Cafetería Hogares. Del otro lado del mostrador, yo me ahogaba en las inseguridades de un chaval de catorce años recién exiliado, en su  primer día de empleo, que se asomaba con timidez a una nueva vida en un Madrid muy lejos y muy distinto del verde entorno del campo cubano que lo vio nacer.
Teo, como le llamaban sus amigos, el señor Miranda y el señor Willy, componían aquel grupo de amigos que entre copas, aperitivos, cigarrillos, risas y bromas, disfrutaban unas horas de juerga. Español en la mitad de su tercera década de vida, Teo era fornido, de incipiente calvicie, pelo corto y rizado, trabajaba en la redacción del diario ABC y era vecino de la Colonia Hogares, barrio que le daba nombre y donde estaba radicado el negocio regentado por la familia González, donde yo torpemente ejecutaba mi primer día atendiendo el bar.
Aquella tarde, se desató entre los amigos una disputa. Miranda y Willy, protestaban enérgicamente ante Modesto el hermano mayor de los González, administrador del negocio, por permitirle a Teo mantener en el Bar una copa personal de tamaño mayor a las demás, donde se le servía brandy Magno, su licor favorito. La copa termino destrozada. Yo miraba espantado aquel drama y temí una escalada en las acciones y un final belicoso. Pero la sangre no llego al río. La velada prosiguió sin mayores contratiempos. Los amigos la pasaron de maravilla. Cayendo la tarde se despidieron con abrazos y promesas de encontrarse a la misma hora, en el mismo sitio, el próximo día. Antes de marcharse, Teo se me acercó para pagar la cuenta y notando mi incertidumbre, con voz grave me dijo, − No te preocupes chaval, que todo te irá bien. El próximo día se apareció en el bar con una copa nueva de mayor tamaño que la anterior.
Teo era un asiduo cliente y gran amigo de Modesto. Después de cerrar el bar, en las madrugadas, Modesto me llevaba en su coche hasta mi casa en el barrio de Vallecas. Él y Teo proseguían de juerga por distintos centros nocturnos de Madrid. Aunque no trabajaba en el Bar, su presencia y la amistad con Modesto lo hacían parte del equipo. En noches de bronca, que aunque no abundaban ocurrían de vez en cuando por los excesos del alcohol, actuaba como un agente de seguridad. Más de una vez lo vi poner orden y batirse a puñetazos a favor de la casa. Aunque bebía mucho, jamás lo vi perder el control ni faltar al respeto. Solterón empedernido, sentía una atracción especial por Araceli, hermana de Modesto y mi compañera de labores detrás de la barra.
Teo se convirtió en uno de mis mejores clientes y amigo. Los meses pasaron y paso mi torpeza detrás de la barra. La paciencia y las enseñanzas de Araceli, fueron la clave en mi desarrollo laboral. Adquirí la habilidad, confianza y el conocimiento necesario para mantener aquel empleo por casi tres años, hasta mi salida hacia mi destino final, Estados Unidos.
La calidad de los mariscos y la dedicación de toda una familia, hacían de aquel sitio el lugar de mayor clientela en la zona. Los fines de semana eran agotadores. Atendíamos cientos de parroquianos que en unión de sus familias pasaban horas de esparcimiento, degustando exquisitos platos y bebiendo buen vino. Esos días de mucho trabajo, todos los hermanos ayudaban en el establecimiento. Las hermanas más pequeñas, Raquel y Amelia, eran enviadas a dar una mano. Se encargaban de tareas menores, como realizar los cobros en la caja. Fue allí donde conocí a Amelia, la hija menor de Don Fausto, el patriarca de los González, un hombre de carácter serio y firme por el cual todos sentíamos un enorme respeto.
 Amelia era una hermosa joven de mi edad. De tez blanca, ojos almendrados, cabellos negros y una sonrisa noble y diáfana. Su presencia me producía un sentimiento raro, un salto en el estómago. No tardé en descubrir que aquella sensación era un sentimiento y en encontrarle su justo nombre. No sé cómo pude reunir el valor para decirle lo que yo sentía. Conspiraban contra mí, muchas cosas, o al menos eso creía yo. El inmenso respeto o miedo a Don Fausto y a Modesto, la gran diferencia económica y social eran parte de mi lastre mental y complejo de inferioridad. Si todo lo anterior era poco, también conspiraba y competía Nico, un españolito recortado de estatura y regordete, cliente del Bar, que se moría por Amelia sin decírselo.

Comenzamos a salir a escondidas. Nos veíamos los miércoles, mi único día libre. Un férreo manto de secretismo cubría aquella relación pura, bella y juvenil. Nos queríamos como se quieren dos críos. Asistíamos al cine, al teatro y esporádicamente y gracias a la generosidad de Vicente Alcolea a una de las discotecas de mas nombre en el Madrid de aquella época, New Sunset. Un miércoles para olvidar fue aquel en que caminábamos por el centro de Madrid abrazados. Charlábamos animadamente y distraídos hasta que chocamos de frente con Teo. La Gran Vía se hundió bajo mis pies, la silueta de los edificios danzaban a nuestro alrededor, portales, vidrieras, ventanales, giraban en aquella centrifuga proyectando sombras sobre nuestros cuerpos. Los latidos del corazón se mudaron a mi cabeza y unido al de los coches que transitaban la ancha avenida, amenazaban con hacérmela estallar.
−Hola Amelia, hola Miguel - dijo Teo con el semblante contraído.
− Ho, ho, hola - respondí yo, tartamudeando y en un tono inaudible.
Eso fue todo lo que dijo, eso fue todo lo que dije. El, prosiguió su camino en sentido contrario. Yo me quede allí, mudo, como de piedra. Cuando me retorno el alma al cuerpo, ya Teo se había perdido entre los transeúntes.
− Espérame aquí por favor - le dije a Amelia, y salí a buscarlo.
Le di alcance a dos cuadras. Tratando recobrar el aliento y el valor le hablé.
− Teo, por favor, esto que usted ha visto aquí hoy, le ruego que quede entre nosotros.
Me miro, con la mirada dura, penetrante. Los segundos se me antojaron horas. Al fin habló.
− Miguel, yo soy un hombre y por lo que veo tu lo eres también.
Lentamente extendió su diestra, me estrecho la mano firmemente y se fue.
Amelia y yo proseguimos nuestro camino llenos de conjeturas y miedo. Pasaron los días, meses y los años, Teo no dijo ni una palabra. Nuestra relación se mantuvo secreta hasta mi partida hacia Estados Unidos. El arribo de las primeras cartas puso a la familia al tanto de los hechos. Mi promesa de regresar en un año, no se concretó. El tiempo y la distancia se encargaron de ponerle fin a nuestra relación.
Pasaron treinta y dos años. En el verano del 2005 regresé por primera vez a Madrid acompañado de mi familia. Me esperaban los hermanos González, con quienes había mantenido contacto durante mi larga ausencia. De los seis hermanos, solo faltaban, José Luis que vivía en Francia y Amelia que vivía en Londres.
Por mediación de Modesto contacte a Teo.
− ¿Donde estas Miguelillo? - me pregunto con alegría a través del teléfono.
− Camino a Las Ventas. Vamos a ver una corrida de toros.
− ¡Pues allá nos vemos hombre!
Modesto me lo señaló. Caminando encorvado entre los tendidos, asistido por un bastón. Los años y la vida se le notaban. El abrazo fue prolongado y efusivo. Me separó por unos segundos para volver a abrazarme y decirme, − ¡Miguel, estas hecho todo un tío!
Terminada la corrida, fuimos a cenar en El Botín. En la Plaza Mayor, nos quedamos rezagados del resto del grupo, charlando de mil cosas pendientes. Fue allí donde Teófilo Saguar me hizo la pregunta que probaría la solidez de su carácter y el valor de una amistad que ha perdurado por el resto de nuestras vidas.
− ¿Miguel, tú crees que ya le puedo decir a Modesto que te vi con Amelia?  

Con Teo en la Plaza Mayor. (2005)


Teo y yo, en el lobby del Hotel. (2005)
   

Friday, September 12, 2014

Mi primer negocio y una lección.



− Migue, míralos bien y escoge uno. Ese es tu regalo de cumpleaños.
Estábamos montados en Princesa, una yegua mora y observábamos un lote de añojos Cebú que curiosos habían hecho un círculo alrededor nuestro.
− No te apures, fíjate bien en sus características, recuerda lo que te he dicho y escoge el que más te guste.

José Alejandro Grillo Martín, Pipe Grillo, como todos llamaban, era el mayor de los hermanos Grillo,  administraba desde la muerte de sus padres la finca propiedad de la familia. Hombre robusto, de carácter serio, desarrolló desde temprano avidez y conocimiento en el mundo de los negocios, especialmente en la ganadería. Bajo su dirección el negocio familiar prosperó. Allí pastaba el mejor ganado Cebú de la región. La producción de caña de azúcar vendida al Central Mercedes alcazaba altos índices de rendimiento. La finca Esperanza y Sumidero, enclavada en la llanura de Colón, Matanzas, Cuba, era una productiva gestión familiar de solamente 24 caballerías de tierra (320 hectáreas) propiedad de siete hermanos.
 
− Dime, cual. Volvió a repetir mi tío Pipe.   
− Tío, a mi me gusta aquel. Y señalé con el índice un hermoso ternero de color blanco acerado y tonos oscuros, de incipiente pelota y lomo recto.
− ¡Muy buena elección! ¿Cómo lo quieres nombrar?
− El Chino. Dije sin titubear
− Pues ese es tuyo y se llama El Chino.

Desde ese momento seguí con detenimiento el desarrollo del animalito. Me enorgullecía verlo pastar en los potreros, o entrar en los corrales para ser desparasitado. Todos se referían a él como “el Chino de Miguelito”.

− Tu tío quiere hablar contigo. Te está esperando en la oficina. Me dijo mi tía Digna unos meses después y me señaló en dirección al escritorio donde la figura de tío Pipe manipulaba una carpeta llena de papeles. Después del riguroso beso como saludo, Pipe me señaló una silla y me dijo: −Siéntate, tenemos que hablar de negocios.
La solemnidad del momento me hizo tragar en seco. Nunca le temí a Pipe, sentía por él un extraordinario cariño, gran respeto y admiración.
− Migue, Ñico Rosado vino a comprar un torete para padre y se enamoró del tuyo. Cometí un error, se lo vendí sin tu conocimiento, sin tu aprobación y sin saber cuánto tú querías por él. Ahora tengo que arreglar cuantas contigo. En este sobre esta el dinero de la venta, dime cuanto tú quieres por él para pagártelo. Si pides más de la cantidad en que yo lo vendí, pierdo yo, si pides menos pierdes tú. −  Piénsalo bien y dime.
No me acongojó la venta del torete, si algo aprendí de mi padre y de Pipe fue a no enamorarme jamás de un animal comercial. “No son una mascota” siempre me explicaron. Otra lección de negocios que aprendí de pequeño fue: “si te compran vende, si te venden compra.”
Puse, o intente poner cara de hombre de negocios, pero mi respuesta fue la respuesta de un niño de mi edad.
− ¿Te parece bien un peso?
− Al que tiene que parecerle bien es a ti. Atestiguó Pipe.
− Si, me parece bien. Dije resuelto y feliz.
Pipe abrió el sobre y extrajo un reluciente billete de un peso.
−Aquí esta. Ahora, vamos a dar una vuelta por los potreros.
 
Salimos a lomo de Princesa a darle una vuelta al ganado. A la sombra de un frondoso jagüey, extasiados por el majestuoso verdor de los potreros y la calida brisa campeste, Pipe me pregunto.
− ¿Quieres saber en cuanto le vendí tu torete a Ñico?
− ¿En cuanto tío? Pregunte con curiosidad.
−Se lo vendí en 235 pesos. Si me hubieses pedido una suma superior no me hubiese quedado más remedio que pagártela. Y añadió. − Eres solo un niño, no sabes aun el valor real de las cosas, algún día las sabrás y valoraras esta experiencia y esta enseñanza.
Confieso no haberle hecho mucho caso a mi tío en aquel momento. Marche a casa contento con mi reluciente billete de un peso. Cuando le hice el cuento a mi padre, sonrió y exclamo, − ¡Las cosas de Pipe!
Han pasado más de medio siglo de “mi primer negocio.” Hoy encontré una vieja foto en blanco y negro. En ella estamos, Pipe y yo sobre Princesa. Es curioso, en esa pose fue precisamente donde recibí, los primeros y mejores consejos y enseñanzas. Hace muchos años llegue a la conclusión de que aquel fue, aunque parezca descabellado, mi mejor negocio. La lección aprendida tiene un valor muy superior a los 234 pesos de diferencia entre su venta y la venta mía.       

Wednesday, September 10, 2014

!Se llamaban!




El 6 de Agosto de 1960 a solo veinte meses de alcanzar el poder, en el acto de clausura  del Primer Congreso Latinoamericano de Juventudes, Fidel Castro nacionaliza todas las empresas norteamericanas existentes en Cuba. Unos meses antes había hecho un periplo por la Unión Soviética donde se fraguaron pactos y acuerdos secretos. La propaganda castrista se ha empeñado en hacernos ver que la culpa de la radicalización del proyecto revolucionario la tienen las políticas de Estados Unidos y no las intenciones totalitarias que albergaba desde el principio el joven líder. Fidel necesitaba un enemigo foráneo y un aliado fuerte, convertirse en un satélite de la Unión Soviética le brindaría ambas cosas.

Primero fueron las empresas norteamericanas, después los latifundios, mas tarde las empresas medianas y pequeñas, hasta llegar a prohibir la mas mínima gestión de propiedad privada. Han pasado cincuenta y cuatro años de aquella fecha. Es conveniente ver y escuchar con atención el video. Un pueblo enardecido, al mencionar Fidel el nombre de la empresa nacionalizada, grita: “se llamaba.” Cada “se llamaba” era una un voto, un cheque en blanco para que el pichón de tirano se robara los destinos de toda la nación. En los días siguientes en La Habana se realizaron entierros simbólicos. En un derroche de entusiasmo popular el pueblo cargó en sus hombros a toque de conga ataúdes que llevaban escritos el nombre de las diferentes empresas arrebatadas a sus legítimos dueños. Muchos no lo sabían entonces, pero más de medio siglo después, la historia nos ha demostrado que cada uno de aquellos ataúdes llevaba realmente escrito un solo nombre, el nombre de un país, Cuba.

 

Friday, September 5, 2014

Dos torres.



“Algunos vecinos del lugar me contaron que en ocasiones se oyen ruidos sordos alrededor de las bases de las torres y que se deben a que pedazos de gran tamaño caen sin avisar previamente, por lo que merodear o curiosear por esa zona no parece muy recomendable.
Las ví incontables veces desde la distancia, altas, erguidas altaneras, silenciosas. Aprendí a calcular la hora del día, según la posición de sus alargadas sombras sobre el batey del central. Fueron mi faro, mi guía, cuando empinado las divisaba en la distancia desde un claro del monte. El contraste del humo negro que expulsaban en tiempo de molienda con el azul del cielo cubano, aun vive en mi recuerdo. Las torres de Central Mercedes fueron el horizonte de mi adolescencia en la Finca Esperanza y Sumidero.
Es todo lo que queda de lo que un día fue una productiva empresa. Ayer recibí un correo con una foto y un pequeño comentario. Las volví a ver. Hace muchos años que su oscuro mensaje de productividad no inunda el cielo de mi pueblo. Solas, abandonadas, han comenzado a sumarse al destino de toda una nación, han comenzado a ceder al abandono y la desidia. Se me nublaron, no como en días de mi niñez detrás de la cortina de un torrencial aguacero, se me nublaron perdidas en una tormenta de dolor y lagrimas.   

Thursday, September 4, 2014

Cuéntame.

Desi, Clara y una amiga.
Ninguna serie de televisión me ha impactado tanto cómo, Cuéntame cómo pasó. Trasmitida por TVE nos muestra la vida de una familia residente en un barrio de Madrid (San Genaro) la de sus vecinos y amistades. La serie comienza en el Madrid de finales de la década del sesenta y cubre toda la década del setenta, hasta el presente. Abarca los años que yo viví en Madrid, de ahí mi identificación con el argumento. La magnífica escenificación mostraba los más pequeños detalles de aquella época, autos y autobuses, taxis, buzones de correos, estancos de tabaco, bares. Nada escapaba de la ambientación. Hasta las bajillas de cristal utilizada en aquellos hogares eran exactas a la que algún buen samaritano le regaló a mi madre y utilizábamos en aquel pequeño piso de la calle Monte Urgull #15, donde vivimos nuestros primeros años de exilio. 
Miguel, Clara, Desi y Antonio.
La serie muestra también el diario bregar de la clase obrera en un Madrid y en un país que se acercaba, con incertidumbre y preocupación al fin del régimen de Franco. Yo no lo sabía entonces, pero desde la barra del Bar/Cafetería Hogares donde laboré aquellos años fui absorbido por aquella cultura, hasta el punto de verme más tarde reflejado en el drama de alguno de los personajes de Cuéntame.
Uno de los personajes, Desiderio Quijo, Desi para los sus amigos y seguidores de la serie, interpretado por el veterano actor Roberto Cairo, murió el pasado jueves 28 de agosto, víctima del cáncer de pulmón. Tenía solo 51 años. Jovial, eterno buscavidas, Desi dejó como tantos españoles, su pueblo natal para radicarse en el Madrid de las oportunidades. Solterón, dueño de un tallercito de venta y reparación de efectos eléctricos, rompe los cánones de la época  enamorándose y casándose con Clara, una madre soltera vecina del edificio. Su relación de amistad con Antonio, protagonista de la serie, es una amistad para toda la vida. Desi y Antonio Alcántara comparten penas y glorias, son confidentes y más que amigos, hermanos.
Desi y Ramon.
Nombres como: Araceli, Raquel, Fausto, Amelia, Modesto, Willy, Miranda, Arturo y Teo forman parte de un celuloide afectivo, mental y real que formo mi vida de 1970 a 1973 y que nada como Cuéntame ha logrado recrear. Irrepetibles e inolvidables momentos viví junto a ellos. La vida me ha dado la oportunidad de agradecerles a los personajes de mi propia serie por el cariño dado al chaval que fui. Es solo justo que esta nota arrope a todos los Desis de mi vida y a este último que por medio de su genial interpretación logro llevarme de regreso a memorables días. Desi, mil gracias por contarme o más bien recordarme cómo pasó.


Friday, August 22, 2014

Cubanerias del idioma.


La proximidad y la gran influencia que los Estados Unidos ejerció  durante años en la vida nacional cubana dejó una honda huella en nuestra jerga. Si dejamos los fanatismos nacionales a un lado, combustible para encumbrar cabrones, tenemos que reconocer que los norteamericanos nos organizaron y nos indicaron el camino como nación. Para saber la magnitud del asunto y como pequeña prueba basta recordar los enormes buzones de correos donde se podía leer fundida en acero la palabra US MAIL. Dejar la lacerante Emmienda Platt incrustada en la constitución es prueba de que, desde entonces podían imaginar la cargazón que en nombre de soberanía y auto determinación seriamos capaces de crear más tarde. 

Podemos decir que la influencia y la estrecha relación Cuba/USA duro sesenta años.  En Cuba se utilizaron y aun se utilizan una gran cantidad de palabras adaptadas al lenguaje nacional provenientes del idioma Ingles. ¿ O acaso no recordamos llamarle “cake” al pastel de cumpleaños y cantar “Happy Birthday”? Este costumbrismo lingüístico pario palabras como: Fotingo, guajiro, gringo y muchas otras. Una curiosidad es que esto no sucede con el idioma ruso, a pesar que la influencia soviética fue más corta, pero más profunda.

Desde hace tiempo oigo a las nuevas generaciones de cubanos referirse a un procedimiento medico con una palabra. –A la vieja le hicieron un  “somatom”.  Dicen refiriéndose al procedimiento donde se utiliza un equipo para realizar una tomografía computarizada o “CT Scan”. Nunca me había interesado en indagar sobre la dichosa palabrita. Hasta hoy, que fui víctima de un “somatomaso”  La compañía Siemens principal fabricante de equipos médicos de alta tecnología, fabrica “scaners”. El departamento de diseño de esta compañía nombró uno de sus modelos, el que se utiliza para tomografías de abdomen, SOMATOM. Acostados en la estrecha camilla, al ser introducidos por agujero que capta las imagines los cubanos leemos el nombre del modelo y eso es suficiente.



 
Otra frase, hiperbólica y popular resume el asunto: ¡Somos unos caballos! Con herraduras y todo, vale enfatizar.            



Sunday, August 17, 2014

Ahora que atacan tanto a los judíos.


Que haría usted en este mundo sin los judíos? *

¿Qué se siente al fracasar en esta lucha contra los judíos? ¿Por qué no gastan energías en algo más productivo que en odiar sin fundamento a los judíos?

Los judíos han sobrevivido a egipcios, babilonios, persas, griegos, romanos, otomanos, alemanes, soviéticos… ¿Por qué creen los que se manifiestan frente a la embajada de Israel que algún día ganaran la partida contra los judíos?

A 65 años del Holocausto, el pueblo judío tiene una nación floreciente y moderna en el mismo lugar que sus vecinos no consiguen más que miseria y desierto.

También todos los años un judío gana un premio Nobel, el 25% de los premios Nobel de la historia, 170 es judío. Todos estos que se manifiestan frente a la embajada Israelí odiando al judío, odian a la mitad inteligente de la humanidad…

Jesús era judío, y nunca renunció a su judaísmo. San Pablo de Tarso era judío, la Virgen María era judía, los Doce Apóstoles o los primeros papas de la Iglesia eran judíos.

Por cierto mis amigos socialistas, enemigos de los judíos, Karl Marx era judío, pero también lo eran los creadores filosóficos del capitalismo, Samuelson, Milton o Friedman. Si jugamos en la bolsa, se usan teorías de Markowitz, que era judío.

Ninguno de los que se manifiesta contra Israel puede acudir a ningún psicólogo (Freud era judío) tampoco puede tomar aspirina (Spiro era judío), tampoco pueden ser diabéticos porque tú me dirás… el creador de la forma de administrar insulina, Karl Landsteiner era judío. Tampoco pueden vacunarse contra la poliomielitis,  contra el cólera, ni contra la tuberculosis.

Ningún manifestante contra Israel puede ir vestido ya que Isaac Singer, el de la máquina de coser, ¿era?.... sí, judío.

Por cierto, eso de los pantalones vaqueros…. Levi Strauss era otro judío. Ralph Lauren o Donna Karan, los diseñadores de ropa, son judíos. ¡Ah! El micrófono con el que se lanzan exabruptos contra los judíos lo inventó un judío llamado Emil
Berliner. Y un tal Philip Reiss, también judío, trabajó en los aparatos de audición que sirvieron de base para el teléfono…
La primera máquina calculadora fue idea de un judío, Abraham Stern.
Las cerillas de fósforo también son cosa de un judío, Sansón Valobra.
Por cierto, en la manifestación nada que tenga que ver con las teorías filosóficas de Durkheim, Spinoza o Strauss aunque sean fundamentales para nuestra sociedad…

Kafka era judío, Albert Einstein era judío, Ana Frank…

Nada de utilizar Google ya que sus creadores, Larry Page y Sergey Brin son
judíos… Adiós Batman y Spiderman, porque Max Fleischer, el creador de Marvel Comics es judío.

Todos los manifestantes contra Israel habrán jugado con juguetes de cuerda
porque las pilas Energizer son cosa de Joshua Lionel….sí, judío.

Todos los jovencitos "pijoprogres" van a tener que tirar sus vídeo juegos SEGA, ya
que son cosa del judío David Rosen.

También se tienen que olvidar de los Helados Haagen-Dazs o de los Donunts.
Las guapas mujeres que se manifiestan contra los judíos tendrán que dejar de maquillarse ya que Esteé Lauder es…sí…judía… y Helena Rubinstein, por
supuesto nada de jugar con las muñecas Barbies.

¿Y que hay de los grandes directores de orquesta?

Ningún manifestante contra los judíos podrá ver ya ninguna película de la Metro Goldwin Mayer , o de la Warner BROSS , o el canal FOX, de Universal Studios, Columbia Pictures o Miramax. Por cierto, se acabó el alabar a Spielberg y sus películas o Stanley Kubrick, Roman Polanski, Oliver Stone…

Olvidemos a Wynona Ryder, a Sarah Jessica Parker, a Natalie Portman, Harrison Ford, David Duchovny, Paul Newman, Woody Allen, Dustin Hoffman, Kirk Douglas, Mel Brooks, Barbara Streisand, Billy Joel, Leonard Cohen, Paul Simon, Art Garfunkel, Lenny Kravitz…

Progresistas del mundo, dejen de ensuciarse las manos con productos judíos, medio mundo se lo debemos a los judíos…Seamos inteligentes ¡¡¡ por favor !!!

Por cierto: ¿Cuál es el único estado realmente democrático, moderno, occidental, limpio, laico… de todo oriente próximo, medio y lejano?...

¡¡¡Acertaste, I S R A E L !!!

Artículo tomado de la Internet. Gracias a Orlando Grillo.

Monday, July 28, 2014

No siempre es veinteséis.

Rebeca N Grillo   

Solo se oían los quejidos de Blanca y el tic tac tic tac del enorme reloj de cucú. El redondo y dorado péndulo reflejaba el interior de la habitación en tinieblas. Cama, coqueta, escaparate y dos mesitas de noche, danzaban al compás del lento vaivén. Eran las once y cuarenta y nueve minutos de la noche pasado meridiano del 26 de julio de 1965. Sobre la cama, asistida por una doctora y una enfermera, jadeante y sudorosa, Blanca Rosa Diviu, con las piernas cruzadas, llevaba seis horas víctima de los dolores de parto.
Imitando el péndulo del reloj Adalberto Núñez recorría nervioso el espacio entre la cama y la puerta. Lo hacía una y otra vez y en cada recorrido clavaba su mirada en el viejo reloj de madera, increpando el lento andar de las manecillas. Cada “click” significaba un minuto más o un minuto menos de aquella angustiosa espera. Adalberto Núñez se acercó a la cama, puso la mano sobre la frente de su esposa y le susurró con ternura: − Ya falta menos mi amor, resiste, resiste.
Fueron doce largos y angustiosos y anhelados minutos. Cuando finalmente el viejo reloj emitió el “click” y el largo minutero avanzó marcando las doce y un minuto. Adalberto tomó las manos de Blanca entre las suyas, las acarició las besó y emocionado, con lágrimas en los ojos, le dijo: − ¡Lo lograste mi amor, ya no es 26!
Unos minutos más tarde Adalberto sostenía la temblorosa criatura envuelta en un pañal blanco. La miraba con ternura mientras a través del teléfono, eufórico, recibía y realizaba llamadas. Él no lo sabía entonces, pero años más tarde una de aquellas llamadas alcanzaría dimensión fílmica.
− Si, a las doce y cuatro minutos. Es hembra si, una hembrita preciosa. Se llamará Rebeca. ¡Titón, esto fue de película!

Thursday, July 24, 2014

Capitalismo: mi historia de hipocresía.


Ha quedado demostrado que al gordo Michael Moore, productor y director de documentales como, “Capitalismo: una historia de amor”, incansable crítico del gobierno y del sistema de vida norteamericano, defensor de los pobres y amigo de los regímenes socialistas, no le ha ido nada mal haciendo sus documentales y películas en los que despotrica contra la sociedad en que vive. El señor Moore aparenta ser un “blue collar”, o sea, un humilde obrero del séptimo arte, pero en la vida real, esa que vive lejos del celuloide, es un acaudalado, un ricachón vecino de celebridades como Bruce Willis y Madona.

Muchos son los Michael Moore en Buena Vida, perdón, en Buena Vista. Un gran número de estrellas de Hollywood, se pasan la vida coqueteando con el poder, con la izquierda, como si no conocieran la forma en que los comunistas utilizan a los tontos útiles. Los utilizan, sí, pero los envidian y los desprecian.

El señor Moore, logró este martes un acuerdo de divorcio con su esposa Kathleen Glynn. Dicho acuerdo a dejado al descubierto el gran cúmulo de propiedades que posee Mr Moore, entre ellas una residencia de más de 10,000 pies cuadrados. El total de su fortuna fue estimado en más de 50 millones de dólares. No puedo reprocharle a Michael él haber logrado alcanzar esa fortuna, es el sueño americano de muchos, es también el que él tanto critica. Pero si puedo criticar el modo en que lo hizo. Lo exhorto a que realice otro documental, sobre el sistema social de esta gran nación, solo que esta vez debe titularlo: “Capitalismo: mi historia de hipocresía”.

Tuesday, July 22, 2014

Informe perverso.

 
Un sistema fundado en estas perversidades, tiene que desaparecer tarde o temprano. Porque el ser humano no nació para vivir por siempre bajo esta ignominia.
La perversidad de los regímenes totalitarios ha sido demostrada de incontables maneras. Un artículo, un libro, una novela, una película, se han encargado de poner al descubierto el lado más oscuro de las dictaduras. En 1978 el escritor cubano Eliseo Alberto (Lichi) escribió y publicó, (en el extranjero claro está) Informe contra mí mismo. Una valiente denuncia y una prueba de cómo Seguridad del Estado Cubana lo había coaccionado para que informara contra su propio padre, el laureado escritor y poeta Eliseo Diego. Durante las “entrevistas” a las que fue sometido Lichi, el agente de Seguridad se ausentaba de la oficina, dejando sobre el escritorio y a la vista del interrogado, los archivos conteniendo los informes que sobre Lichi, hacían algunos de sus mejores amigos.  



No es necesario el golpe o la tortura física. El chantaje emocional, la intimidación son algunos de los sofisticados métodos con los que cuentan estos sistemas. Lichi, no es un caso aislado, Heberto Padilla, Reinaldo Arenas, son solo algunas de las victimas que encabezan la interminable lista. La cultura, como vehículo de contacto y exposición de ideas es una de las ramas más vigiladas y permeadas.  

Cuando los regímenes dictatoriales llegan a su fin, y créanme que tarde o temprano la libertad y la democracia se imponen, salen a la luz pública las pruebas de estas tenebrosas tácticas. Una noticia ha recorrido estos días las redes sociales. Es un documento que entre otras cosas nos indica la proporción de informantes que existían en Alemania Nazi y en Alemania comunista.
 
 
Algún día sabremos cuantos cubanos han sido víctimas y colaboradores. No se extrañen si en la lista aparece el nombre de un familiar, un humilde obrero, un destacado deportista, escritor, artista o trovador famoso.  
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Los archivos de guerra de la Gestapo, fueron devueltos por Estados Unidos a Alemania en el año 2000. Pesan 40 toneladas. Hasta entonces los utilizo en su propio beneficio. Hoy están digitalizados y se puede buscar en ellos cualquier nombre. Durante el nazismo, 1 de cada 12 alemanes trabajaba para la Gestapo.
 
Los archivos de la Stasi, policía de Alemania comunista también están digitalizados. En ellos se puede comprobar que 1 de cada 4 alemanes trabajaba como informante del Estado.


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Sunday, July 20, 2014

¡Qué noche, la de anoche!

Malena Burke en Hoy Como Ayer.



¡Qué noche, la de anoche! Si, con la letra de un legendario bolero quiero dar comienzo a esta nota de agradecimiento. Agradecimiento a Fabio y Eduardo los dueños de Hoy Como Ayer, ese rinconcito musical de la calle ocho. Al grupo, Idania Álvarez y yo soy el Son, que abrió el show. Y por supuesto a Malena Burke que nos regalo un espectáculazo.

Un club nocturno, es muy distinto a un teatro. En el teatro la audiencia permanece sentada y su único propósito es prestarle atención al espectáculo. En un club nocturno o cabaret, el publico interactúa, bebe, se pone de pie, habla y se distrae mientras el artista lo da todo sobre el escenario. Anoche, el Hoy Como Ayer estaba abarrotado, se quedó público sin poder entrar por falta de espacio. Es admirable como Malena logra con los primeros acordes, cautivar, seducir a su público. Con esa maestría que da la experiencia y con esa voz inigualable, nos hace bailar con una guaracha y conmovernos hasta las lágrimas con su entrega interpretando un bolero.

Gisela y Andy Gonzalez, Lena y Malena Burke, Rebeca y Mike Grillo  

Una vez que sube al escenario, algo especial lo invade todo, una magia, un sentimiento compartido nos cautiva, solo se oye la música y su melódica voz. Anoche, Malena fue mucha Malena. Sus interpretaciones fueron variadas y magnificas. De ellas quiero destacar solo dos, ambas la realizó con una entrega total. Habaname, de Carlos Varela, con imagines de la capital de todos los cubanos proyectadas en el telón de fondo, dejó al público con un  nudo en la garganta. Porque queridos amigos, no hay dudas que La Habana guarda un tesoro muy difícil de olvidar y todos los cubanos queremos  devolverle, lo que el tiempo le robó.  La Hoguera, como muchos insisten en titularla, compuesta por Meme Solís, Malena se creció con esta canción, la llevo hasta allí, donde solo ella puede y sabe, la bordó, la disfrutó, hizo que todos la disfrutáramos. Y si, con la letra de este bolero y una pregunta  quiero cerrar esta nota de agradecimiento. Malena, con actuaciones como esta ¿Cómo crees que podemos dejar nuestras almas vacías de ti?                   

 

 

 

Saturday, July 19, 2014

Un lacayo insólito.



Fidel Castro, el líder histórico o histriónico de la revolución cubana se ha comportado esta semana como si le hubiesen extirpado el trigémino. Soltó la muleta y el bastón y en una reflexión con ribetes de genuflexión, (Una provocación Insólita) culpo al gobierno de Ucrania del derribo del vuelo MH17 de la línea Malaysia Airlines donde murieron 298 pasajeros.

“Cuba no puede dejar de expresar su repudio por la acción de semejante gobierno antirruso, antiucraniano y proimperialista.” Dijo el comandante y mando a parar. Más bien mandó a que lo pararan, ni eso puede hacer por sí solo. Fidel, no esperó a que concluyan las investigaciones. Las preliminares indican que el misil que impactó el avión, fue lanzado por los rebeldes pro-rusos, armados y respaldados por el gobierno de Putin.

¿A que se debe esta premura? Los motivos están claros. Hace apenas unas semanas el presidente ruso pasó por La Habana. Entre otras cosas, rebajo la deuda de 300 mil millones que los hermanitos Castro tenían con su país a solo 3 mil millones pagaderos a tres plazos (tarde, mal y nunca) y prometió incrementar la cooperación con Cuba. Aquí radica el meollo de esta prematura acusación, de este solariego, grítale puta antes que te lo griten, del carcomido dictador.


La primera cuota abonada al balance la ha realizado Fidel con esta actitud lacaya. No es la primera vez, en 1968 Fidel respaldó la invasión soviética a Checoslovaquia que puso fin a la Primavera de Praga.
Tampoco es la primera vez que un avión es derribado en territorio ruso. En 1979 aviones de la fuerza aérea de la URRS atacaron y mataron pasajeros de un avión coreano en pleno vuelo. El 1ro de septiembre de 1983 Migs soviéticos derribaron el vuelo KAL 007 de Korean Air con 269 pasajeros. En ninguno de estos dos casos oímos la voz de Fidel condenando los hechos. Sucede que, en materia de derribar aviones civiles el dictador también tiene buenas calificaciones. Recordemos las avionetas de Hermanos al Rescate.        


Wednesday, June 18, 2014

!Se salió el bitrosoooo!…


Las ruedas del carretón de madera tocaban la guardarraya de tierra a intervalos de tres o cuatro metros. Yo me aferraba a la soga que unía ambas barandas como un náufrago a un salvavidas, mientras intentaba esquivar los proyectiles en forma de pedazos de tierra colorada que la Mulata compactaba con sus cascos y despedía en su alocada carrera. Al “timón” sobre la Mulata, la yegua voladora, iba mi primo Oscarito. A diferencia de los carretones tradicionales, aquel se manipulaba atando la soga del pértigo al pico de la montura y la cabalgadura llevaba jinete.

El ritual se repetía todas las tardes. Después del colegio, mi primo Oscar Grillo y yo salíamos de casa de mi tío Quiro, con el carretón tirado por la Mulata, una yegua dorada oscura de mucho temperamento. Cumplíamos la tarea impuesta por nuestros padres, recogíamos, hasta llenar el carretón, las hojas de caña de azúcar (cogollo) dejadas en el campo por los macheteros, para utilizarlas en la alimentación de los animales domésticos. El primer tramo, lo recorríamos a trote corto y respetuoso, una vez que nuestras siluetas quedaban protegidas de las miradas de los familiares de la casa por los frondosos cañaverales, la inquietud del brioso animal era evidente.  Oscarito gritaba, – Agárrate. Al grito, yo me aferraba al carretón como podía, y los cuatro, carretón, yegua y primos, nos convertíamos en un bólido ruidoso que levantaba una enorme polvareda roja.



Así íbamos aquella fresca tarde de enero, rozando la barrera del sonido. Yo ahogado en polvo, adrenalina y risas, con la camisa suelta, veía las cuatro herraduras de la Mulata brillar entre la tierra colorada. Por un momento creí ver la rueda derecha separarse del cuerpo del carretón. No puede ser, pensé. Apenas tuve tiempo de cerciorarme y gritar a todo pulmón, − ¡Paraaaa, que se salió el bitrosoooo!… No tuve tiempo para más. El tornillo de hierro que atravesaba la punta del eje, manteniendo la rueda en su lugar, se salió dejando la rueda libre. La rueda se separó completamente, el eje cayó, incrustándose en la tierra y levantando un chorro de tierra en forma de abanico. El violento impacto frenó el carretón de un solo lado, levantó la parte izquierda y reventó la soga que ataba el pértigo al pico de la montura. Oscarito y la Mulata siguieron su desenfrenada carrera, mientras aquel averiado y ruidoso artefacto, conmigo de pasajero, hacia un brusco giro a la derecha y se incrustaba como un proyectil en el cañaveral.


El impacto me hizo salir despedido, dejando retazos de la piel de los dedos adheridas a la soga que sujetaba. Por unos segundos volé sobre los plantones de caña, sentí el estruendo de las cañas ceder ante el peso de mi cuerpo, sentí las hojas cortándome las mejillas, hasta caer estrepitosamente pasado cinco surcos, sentí el gusto a tierra en la boca y perdí el conocimiento. No sé el tiempo que permanecí allí. Cuando abrí los ojos, era arrastrado por las piernas, la cabeza se me estremecía al compás de las irregularidades del terreno, bajo la espalda se me amontonaba un colchón de paja de caña.

Así me sacó mi “cuidadoso” primo del lugar del accidente hasta la guardarraya. Logre toser un par de veces y respirar, escupí tierra humedecida en sangre. Una intermitente danza en forma de calidoscopio se me antojaban las borrosas figuras de Oscarito, yegua, cañaveral y carretón averiado. Fue entonces que mi rescatista extremadamente preocupado me sacudió por los hombros y profirió las palabras que cuarenta y seis años después no logro olvidar: −Pendejo, no se dice bitroso, se dice sotroso.

Guardarraya: Camino de tierra entre campos de caña.
Pértigo: Pieza larga por donde se tira de una carreta o carreton.
Pico de montura: Pieza de metal donde se ata el lazo en las sillas de monta, utilizadas para trabajar ganado.

Sotroso: Tornillo de metal que atraviesa la punta del eje, manteniendo las ruedas en su lugar