Friday, September 5, 2014

Dos torres.



“Algunos vecinos del lugar me contaron que en ocasiones se oyen ruidos sordos alrededor de las bases de las torres y que se deben a que pedazos de gran tamaño caen sin avisar previamente, por lo que merodear o curiosear por esa zona no parece muy recomendable.
Las ví incontables veces desde la distancia, altas, erguidas altaneras, silenciosas. Aprendí a calcular la hora del día, según la posición de sus alargadas sombras sobre el batey del central. Fueron mi faro, mi guía, cuando empinado las divisaba en la distancia desde un claro del monte. El contraste del humo negro que expulsaban en tiempo de molienda con el azul del cielo cubano, aun vive en mi recuerdo. Las torres de Central Mercedes fueron el horizonte de mi adolescencia en la Finca Esperanza y Sumidero.
Es todo lo que queda de lo que un día fue una productiva empresa. Ayer recibí un correo con una foto y un pequeño comentario. Las volví a ver. Hace muchos años que su oscuro mensaje de productividad no inunda el cielo de mi pueblo. Solas, abandonadas, han comenzado a sumarse al destino de toda una nación, han comenzado a ceder al abandono y la desidia. Se me nublaron, no como en días de mi niñez detrás de la cortina de un torrencial aguacero, se me nublaron perdidas en una tormenta de dolor y lagrimas.   

2 comments:

  1. Eso es ajedréz, el caballo se las jamó. Ni Capablanca salva esa situación

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  2. triste.... lo q se ha vivido. pero tu frase " su oscuro mensaje de productividad no inunda el cielo de mi pueblo." lo dijo todo !

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