Ha quedado demostrado
que al gordo Michael Moore, productor y director de documentales como,
“Capitalismo: una historia de amor”, incansable crítico del gobierno y del
sistema de vida norteamericano, defensor de los pobres y amigo de los regímenes
socialistas, no le ha ido nada mal haciendo sus documentales y películas en los
que despotrica contra la sociedad en que vive. El señor Moore aparenta ser un
“blue collar”, o sea, un humilde obrero del séptimo arte, pero en la vida real,
esa que vive lejos del celuloide, es un acaudalado, un ricachón vecino de
celebridades como Bruce Willis y Madona.
Muchos son los Michael
Moore en Buena Vida, perdón, en Buena Vista. Un gran número de estrellas de
Hollywood, se pasan la vida coqueteando con el poder, con la izquierda, como si
no conocieran la forma en que los comunistas utilizan a los tontos útiles. Los
utilizan, sí, pero los envidian y los desprecian.
El señor Moore, logró
este martes un acuerdo de divorcio con su esposa Kathleen Glynn. Dicho acuerdo
a dejado al descubierto el gran cúmulo de propiedades que posee Mr Moore, entre
ellas una residencia de más de 10,000 pies cuadrados. El total de su fortuna
fue estimado en más de 50 millones de dólares. No puedo reprocharle a Michael
él haber logrado alcanzar esa fortuna, es el sueño americano de muchos, es
también el que él tanto critica. Pero si puedo criticar el modo en que lo hizo.
Lo exhorto a que realice otro documental, sobre el sistema social de esta gran
nación, solo que esta vez debe titularlo: “Capitalismo: mi historia de
hipocresía”.
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