Friday, December 2, 2011

Réquiem por un Ingenio.

 

Publish by El Nuevo Herald.
Saturday, August 3, 2002  by Miguel Grillo Morales.


Nací y me críe en Mercedes, un central azucarero, localizado en la fértil llanura de Colón, Matanzas, Cuba. Fuente de empleo para cientos de familias su batey se convirtió desde finales del siglo XIX y principio del XX en un vibrante pueblo donde florecía una diversidad de establecimientos y prósperos negocios: correos, iglesia, farmacia, panadería, carpintería, barberías, carnicerías, escuelas, policlínico, tiendas de víveres y de ropa, lavandería, huertos, cine, bares, ect.

Su bella entrada desde el crucero de la carretera Colón - Manguito, mostraba al visitante tres kilómetro de carretera bordeadas de palmas reales y cañabrava (bambú) estas últimas chocaban sus copas semejando un túnel. Administrado por los hermanos Rafael y Humberto Matacena, celosos guardianes de la producción así como de la limpieza y el orden. Su bello parque y su glorieta fueron testigo de romances y amores que forjaron una sociedad donde todos convivíamos en hermandad y respeto.

 Orgullosos de nuestro equipo de baseball, cantera de figuras profesionales como Bebo Sardiña y Ángel Scull y de la calidad de nuestras fiestas patronales amenizadas por orquestas del talento de: La Aragón, Riverside, Casino y Roberto Faz, entre otras. Autos de alquiler y una flota de ómnibus locales hacían fácil y económico el viaje a cualquier lugar de la Isla. En sus alrededores, prósperos colonos cultivaban la caña de azúcar, viandas, frutos menores y criaban ganado cebú de óptima calidad.

Con la revolución castrista llagaron los cambios y no necesariamente para mejorar, lo primero que cambió fue el nombre, el Ingenio, como cariñosamente le llamábamos todos, paso a llamarse "Central 6 de Agosto". Desde entonces los cambios han sido tantos que es imposible detallarlos. Una constante degradación de los medios y servicios sociales culminó con el anuncio, el mes pasado, a los pobladores de aquel otrora próspero lugar del cese de las operaciones, el cierre definitivo y la demolición del central. Mercedes es una víctima más de la bien conocida ineficiencia del régimen impuesto en Cuba. Con la desaparición de este coloso desaparece también una tradición de siglos, la esperanza en el futuro y el sustento de miles de habitantes de aquel entorno, más triste aun, no es un caso aislado, setenta centrales correrán la misma suerte a lo largo y ancho de la Isla.

En la memoria de los que disfrutamos sus años de gloria, queda el imperecedero dulce olor de la molienda, su grave y sonoro pito, que como un rugir anunciaba el cambio de turno y la visión de sus dos blancas torres, erguidas y altaneras, expulsando dos columnas de humo negro en un inigualable contraste con el exquisito azul del cielo cubano. Llegue desde esta orilla, un pequeño tributo a los que con su esfuerzo contribuyeron durante muchos años a hacer de Mercedes un orgullo de todos. Y una denuncia a los que con su empecinamiento en un sistema fracasado lo condenaron a muerte.

Descanse en paz el Central Mercedes.



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