En Cuba se están jugando los Play Off de la
Serie Nacional de Béisbol. A pesar que mi antena parabólica capta nítidamente cuatro canales de
la Isla, no tengo el menor interés en ver los juegos. Los equipos, los nombres
de los jugadores, ya no me dicen nada. Pero no siempre fue así. En la década del
60, siendo un niño, nombres como: Félix Isasi, Fermín Lafita, Miguel Cuevas, Pedro
Chávez, Gaspar (Curro) Pérez, Santiago (Changa) Mederos y muchos otros formaban
parte de mi fanatismo beisbolero. Mi último año de residencia en Cuba mi equipo
favorito Henequeneros, gano el Campeonato Nacional. Aunque no jugó
regularmente, Guillermo Herrera un cátcher de mi pueblo integro el equipo campeón.
No tengo idea que ha
pasado y que se han hecho aquellas legendarias figuras. Buscando en la red encontré
información muy vieja sobre uno de ellos. Manuel Alarcón un pícher oriental.
Con un movimiento en el montículo que mostraba el número y una recta de cien
millas por hora, se gano la admiración de todos los que lo vimos actuar. En
momentos cruciales, su wind-up era tal, que mostraba el número hacia tercera
base. Nadie mejor que Eliseo Alberto (Lichi) para contar esta triste historia.
“Unos diez años después
de su retiro (1969) como atleta de alto
rendimiento, el periodista Boby Salamanca y yo tratamos de localizarlo para
saber qué había sido de su vida. Viajamos a Santiago de Cuba. Preguntando por
aquí y por allá, fuimos a dar a la ciudad de Bayamo. Lo encontramos donde el
joven carpetero del hotel nos dijo que estaría: en un cabaret de arrabal cuyo
nombre no recuerdo -pero sí su rancio olor a orine. Tres conos de luz rojiza
bombardeaban la pista. Me costó trabajo reconocerlo: estaba en la plenitud de
su decadencia. Vivía de mal cantar boleros. Nadie del público parecía prestarle
atención, ni siquiera cuando se doblaba de dolor al pronunciar aquellos versos
de “Rosa mustia”, la terrible balada del trovador Angelito Díaz: “No queda ya
de lo que fuiste, nada”. Mi ídolo era un (glorioso) pobre diablo. Tuve ganas de
abrazarlo: se caía de borracho. Al terminar su ronda, el bolerista Manuel
Alarcón fue a saludar a Bobby Salamanca. Mi amigo lo paró en seco: “Campeón,
¿qué haces cantando en este tugurio de porquería?”. Manuel se veía abochornado,
al responder: “Aquí me gano mis pesitos”. Enseguida tomó aire y recorrió el
salón con la vista, sin fijarla en ningún rostro, en ningún sostén, hasta
posarla de nuevo en su vaso de ron caliente. Tragó en seco. Sólo entonces se
atrevió a decir, con pundonor: “Compadre, es que cuando te han aplaudido una
vez es muy duro vivir sin que te aplaudan”. En sus pupilas creí ver la media
luna de un estadio vacío. Bobby avanzó hacia la pista y ordenó con
desesperación: “¡Aplaudan, carajo, aplaudan! ¡Ingratos, malagradecidos, este gigante es Manolito Alarcón!”. Algunos lo
hicieron.” (Publicado el 6 de Agosto 2011)
No tengo idea cual ha
sido el final de Manuel Alarcón. Como tantos otros atletas fueron utilizados
con fines políticos y después olvidados y abandonados. Al menos a mí, no se me olvidara jamás dos
sendas lechadas que Alarcón le dio a Industriales en el 1967. La primera para
abrir la temporada, la segunda para cerrarla y para ganar el campeonato.
Sin duda alguna , una historia triste. Pero creo que ademas de en Cuba ha pasado con muchos que una vez fueron famosos. La fama a veces daña. Aunque en este caso es por partida doble el fracaso, por la perdida de ella y por la manipulacion. Realmente paso con muchos deportistas. Se escaparon de eso un Juan Torena super politico y un Teofilo , preferido. Si te contara que la primera casa que tube, se la compre a un ex boxeador cubano , que ya para entonces llevaba algunos anos en el exilio , si mal no recuerdo se llamaba Luis Rodriguez y por lo que me contaron los vecinos y gente q conocia de boxeo , habia sido un grande. Lo vi de pasada el dia de la compra. Pero mejor lo vi despues.. pq supe como vivia. Recien mudada y aterrada por una alfombra verde en plena sala, fue la primera tarea deshacernos de semejante tapete.. cual no seria la sorpresa al levantar la alfombra y encontrar casi en la puerta de entrada un hueco tremendo en la madera ( el piso era de estos levantados ).Luego me entere por la vecina q era gran amiga de su esposa , que cada noche llegaba borracho y era precisamente en aquel sitio donde se hacia pipi. Casi una historia tragicomica.. pero real. Es triste.. sinceramente.. y mas en casos como este !
ReplyDeletehttp://en.wikipedia.org/wiki/Luis_Manuel_Rodr%C3%ADguez
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