Nací y me
crie hasta los catorce años rodeado de líneas de ferrocarril y locomotoras. Enormes
maquinas de vapor que movían los vagones de ferrocarril llenos de caña en el
central Mercedes (6 de Agosto). Aprendí a identificarlas, por su número, por su
distintivo sonido. Aun
recuerdo su peculiar olor, mezcla de hierro y vapor de agua.
La 9 (La
cucarachita) era la más familiar de todas, se encargaba de llevar y traer los vagones
hasta y desde el basculador, alimentando aquella voraz fabrica de azúcar de
caña a la que todos llamábamos cariñosamente el Ingenio.
La 41 y la 124
de tamaño medio, encargadas de acercarle, desde las afuera del patio del
ingenio los vagones hasta los predios de la Cucarachita.
La 150 y la
152 enormes maquinas capaces de traer cientos de vagones desde largas
distancias. Su rugir estremecía el entorno, familiar y legendarias, visibles en
el horizonte sobre La loma de Panchón o Pedernales se nos hizo la serpiente de
humo que expulsaban sus chimeneas, como prueba del esfuerzo extremo tirando de
una larga e interminable hilera de chirriantes vagones de metal rebosados de
caña de azúcar recién cortada.
¿Cómo olvidar
la 77? Locomotora reconstruida por los obreros del central, que estallara en el
más lamentable accidente en la historia del central Mercedes, el 16 de febrero de
1972, sesgando la vida de cuatro queridos trabajadores e inundando de luto el corazón
de todos.
Hoy es el día
del ferroviario en Cuba. No hay mucho que celebrar. La industria ferroviaria
cubana pionera en América Hispana se encuentra en lamentable estado. En
Mercedes (6 de Agosto) solo queda una de aquellas emblemáticas locomotoras. A
la entrada del central, pudriéndose a la intemperie, silenciosa, como monumento
al desamparo, una vieja locomotora recibe al visitante. De lo que un día fue el
orgullo y el sustento de obreros y sus familias, nada queda, nada, solo la
vieja locomotora y el recuerdo, el cariñoso y dolido recuerdo de los que
nacimos, vivimos y hemos visto destruirse, no solo las locomotoras, la industria
ferroviaria, cientos de centrales, y un país entero.
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