Monday, January 29, 2018

Día del ferroviario.




Nací y me crie hasta los catorce años rodeado de líneas de ferrocarril y locomotoras. Enormes maquinas de vapor que movían los vagones de ferrocarril llenos de caña en el central Mercedes (6 de Agosto). Aprendí a identificarlas, por su número, por su distintivo sonido. Aun recuerdo su peculiar olor, mezcla de hierro y vapor de agua.

La 9 (La cucarachita) era la más familiar de todas, se encargaba de llevar y traer los vagones hasta y desde el basculador, alimentando aquella voraz fabrica de azúcar de caña a la que todos llamábamos cariñosamente el Ingenio.

La 41 y la 124 de tamaño medio, encargadas de acercarle, desde las afuera del patio del ingenio los vagones hasta los predios de la Cucarachita.

La 150 y la 152 enormes maquinas capaces de traer cientos de vagones desde largas distancias. Su rugir estremecía el entorno, familiar y legendarias, visibles en el horizonte sobre La loma de Panchón o Pedernales se nos hizo la serpiente de humo que expulsaban sus chimeneas, como prueba del esfuerzo extremo tirando de una larga e interminable hilera de chirriantes vagones de metal rebosados de caña de azúcar recién cortada.

¿Cómo olvidar la 77? Locomotora reconstruida por los obreros del central, que estallara en el más lamentable accidente en la historia del central Mercedes, el 16 de febrero de 1972, sesgando la vida de cuatro queridos trabajadores e inundando de luto el corazón de todos.  

Hoy es el día del ferroviario en Cuba. No hay mucho que celebrar. La industria ferroviaria cubana pionera en América Hispana se encuentra en lamentable estado. En Mercedes (6 de Agosto) solo queda una de aquellas emblemáticas locomotoras. A la entrada del central, pudriéndose a la intemperie, silenciosa, como monumento al desamparo, una vieja locomotora recibe al visitante. De lo que un día fue el orgullo y el sustento de obreros y sus familias, nada queda, nada, solo la vieja locomotora y el recuerdo, el cariñoso y dolido recuerdo de los que nacimos, vivimos y hemos visto destruirse, no solo las locomotoras, la industria ferroviaria, cientos de centrales, y un país entero.                         

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