Friday, January 26, 2018

Campeones en excusas y en ruido.

Cada vez que oigo hablar de los ataques acústicos sufridos por diplomáticos estadounidenses y canadienses en La Habana, como una excusa del gobierno de Estados Unidos para enfriar el proceso de restauración de relaciones, “Maine acústico” le han llamado los más creativos vendedores de esa teoría, suelo hacerme  tres preguntas.

La primera.
 ¿Necesitaba la administración de Donald Trump una excusa para desacelerar o detener el proceso?  
Puedo estar equivocado, la política es extremadamente retrechera, pero aun así, si utilizamos el sentido común algo salta a la vista. Lo primero es que Estados Unidos no ha ocultado ni oculta su intención hacia Cuba. Todas las administraciones, incluso la del conciliador Obama han expresado el deseo de establecer allí un gobierno democrático, pluripartidista y respetuoso de los derechos humanos. Que Fidel se opusiera y Raúl Castro se oponga a esta iniciativa enarbolando la maltrecha bandera de la soberanía nacional, solo demuestra el corte totalitario del régimen que imponen.
La segunda pregunta.
¿Quién ha torpedeado los anteriores intentos de reconciliación? ¿Quién ha utilizado el enfrentamiento como excusa para coartar libertades? A la administración Carter le obsequiaron el Mariel, a la de Clinton la crisis de los balseros, ¿es de extrañarse que a la de Obama y Trump le duelan los oídos?
La tercera.
¿Quiénes son los expertos en hacer ruido? Amigos, no se ustedes, pero yo de joven, casi pierdo la capacidad auditiva intentando escuchar a escondidas en un viejo radio Zenith de baterías La Voz de los Estados Unidos de América en la finca Esperanza y Sumidero. Los agudos silbidos que emitían las bocinas producto de la interferencia que le hacían los técnicos del gobierno me parece escucharlos todavía. Esa práctica aún se mantiene y se perfecciona. Ese ataque lo experimentan hoy los que intentan ver TV Martí, escuchar Radio Martí o cualquier otra estación de radio cubana de Miami de contenido político.  
Amigos, si le temen y bloquean lo que el pueblo pueda ver o escuchar. ¿Cómo no le van a temer a las relaciones? Le temen, si le temen, como el diablo le teme a la cruz.  

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