Nunca olvido mi punto de partida. Siempre recuerdo que
soy de allí, de un lugar donde una vez hubo un Ingenio. Y El Ingenio, de Manuel
Moreno Fraginals es para mí una fiesta, la fiesta del regreso a mis orígenes.
En los tres tomos que poseo, rescatados hace años de la biblioteca familiar por
mi primo Pepe Grillo, encuentro la esencia de mis raíces. Es el mejor clásico
cubano sobre la industria que forjó un país, la industria azucarera.
Nunca comienzo por el primer tomo. Invariablemente
abro el segundo, por qué sé que allí, en la tercera página, bajo
"contenido" encontraré la diminuta nota amarilla, escrita con
diminutas letras azules, por mi primo Pepe en República Dominicana a finales
del siglo pasado. En la pequeña nota, Pepe, citando a Fraginals, expone la
razón del fracaso del sistema impuesto por Fidel Castro en Cuba.
La nota dice: "Ver página 11. Moreno Fraginals
llama rebeldía pasiva la resistencia del esclavo a la opresión, fingiendo
obedecer a la vez que hace mal o no hace el trabajo y rompiendo los
instrumentos de producción. Moreno Fraginals define la actividad como ladinismo.
Un siglo después (escribe mi primo) se repiten las manifestaciones en la
población cubana como respuesta a la opresión de Castro."
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