Dionisio el carnicero, sorprendió a Zenaida su esposa en los brazos ( y otras extremidades) de Emildo el zapatero. Los echó a ambos de su casa. Pero antes, en represalia, ciego de rencor y celos, le cortó con el hacha de carnicero la mano derecha al amante. "Para que no puedas volver tocarla." Sentencio con rabia.
Zenaida se fue a vivir con Emildo y en menos de tres años concibieron cinco hijos. (Nota a los críticos saca cuentas: cinco críos en tres años...¿? Un parto sietemesino y dos de gemelos. Este cuento es mío y pongo a parir a Zenaida como me da la gana.)
Al ver pasar a Zenaida, el manco y su prole, los venerables ancianos del pueblo, sentados en los bancos del parque, comentaban. "Eso le pasó a Dionisio por cortar por el sitio equivocado"
Excelente, pura esencia.
ReplyDeleteLos viejos son unos despiadados, mi sensibilidad -todavía con arrestos viriles-, no soporta pensar en un corte de la extremidad generadora en ese madero, con ese hacha: encoge el corazón.