Noveno inning. El juego cuatro carreras
a tres a favor de los visitantes. Las bases llenas con dos outs. Mi turno al
bate.
− Grillo, espera la base, que el pitcher
esta wild. Me dice el coach de tercera.
Y yo esperé. Dos rectas suaves por el
centro. Dos strikes cantados, y yo allí, con el bate al hombro. Regresa el
coach. - ¡Coño Grillo, chico tírale!
"La voy a sacar del parque." "Miguelito, te vas a vestir de gloria." Pensé, mientras el pitcher hacia sus movimientos. El público en las gradas rugía. Apreté los dientes y le hice el swing más bestial de toda mi carrera béisbolistica!... A la bola más afuera que aquel tipo lanzó en toda la tarde. STRIKEEEEE grito el umpire.
¡Y me vestí de Gloria! Si, así se
llamaba una noviecita que me seguía a todos los juegos y que me prestó la falda
y la blusa para salir de allí ileso.
Dos recientes fotos me recordaron
aquella epopeya y dan fe de que yo: cuando me poncho, me poncho.
Reventao!!!!
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