El sofocante mes de Julio de 1967, amenazaba con achicharrarnos a todos. La escuela José Abrines del Central Mercedes de mi adolescencia había cerrado sus puertas y los muchachos disfrutábamos las vacaciones de verano. Blancos y negros participábamos en diferentes actividades, espontáneas todas ellas, que incluían diferentes juegos y deportes. El beisbol era uno de los favoritos. Cuando la tarde atenuaba el castigo de los rayos solares, no reuníamos en el campo de pelota y formábamos dos equipos para disputar aquellos inolvidables juegos manigüeros donde se veía de todo. Pelotas cubiertas con cinta eléctrica, viejos guantes y bates, algunos confeccionados de forma artesanal. Las vicisitudes y el lamentable estado de los equipos no le restaban al entusiasmo de los participantes.
Los juegos se fueron haciendo habituales y algunos no tan jovencitos comenzaron a organizar y a formar parte de los equipos. Era normal picharle a un raquítico compañero de colegio, como también a un estibador de azúcar obrero del central con seis pies y doscientas libras de peso. En pocos días solo los mejores jugadores adolecentes podían jugar, pues los adultos se adueñaron del terreno y los desafíos tomaron seriedad al incorporársele interés adicional con apuestas de dinero. Un mal fildeo, poncharse o lanzar una mala bola, era poner prácticamente la vida en peligro. Escribirlo hoy, puede parecer una exageración, pero allí lo comprobamos una tarde.
Lazaro Perez e Ibrain Hernandez eran dos de los asiduos adultos que integraban equipos contrarios. Lazaro mulato de poca estatura y falto de fibra era hijo de Lazaro Herman Perez y tenía fama de guapetón. Ibrain era robusto, alto, algo entretenido y bobalicón, era hijo de Señita y lo apodabamos Palomo. La rivalidad entre ambos era manifiesta y una tarde a razón de una apretada jugada en home la discusión sobre si el hombre era out a quieto tomo ribetes trágicos y llegaron a la agresión física. Palomo dejo a Lazaro tendido en el suelo, al propinarle un trompón de campeonato. Este se incorporó y los compañeros de equipo allí presente lo exhortábamos a seguir la pelea. – Reviéntalo Palomo. – Mátalo Lazaro. Eran algunos de los gritos que se oían. – Si eres hombre espérame aquí - Dijo Lazaro algo aturdido y desapareció.
El juego continuo y el incidente fue olvidado. Hasta que vimos a Lazaro aparecer por tercera base revolver en mano. Con el cañón de aquel “obsoleto” y oxidado Vizcaíno (un cachimbo de la guerra de independencia) hizo una raya en la tierra justo en el área del short stop y le grito a Palomo: – Si tienes cojones, pasa esta raya. Palomo, resuelto avanzó hacia su enemigo mientras cantaba un estribillo al que todos le hicimos coro: - Ese revólver no tira, ese revólver no tira. El PUM, la humareda y el olor a pólvora nos dejó a todos de un solo color, blancos, y sin aliento. En el suelo, Palomo se retorcía con las manos en la cara de donde sangraba profusamente. Lazaro salto la cerca del center field y desapareció. Los que lo asistieron (yo, antes que se disipara la humareda estaba en casa, bañado y en piyamas) cuentan que entre bates guantes y pelotas estaban esparcidos los dientes de Palomo. El proyectil le entró por la boca le destrozó la mandíbula y le salió por el cachete. Asistido en el Hospital de Colón, Palomo se salvó. Hablaba estropajosamente, no recuperó los dientes y la lentitud mental se le acrecentó. Desde entonces y para siempre fue meritorio del apodo: Palomo come bala.
No olvide jamás las alegaciones del padre de Lazaro: “el revolver era una pieza obsoleta y para defensa personal”. La declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, que indica que el barco detenido en Panamá contenía: “240 toneladas métricas de armamento defensivo obsoleto” me ha recordado este hecho del cual fui testigo siendo niño.
Despertar con este relato, es despertar dos veces. Tras la noticia del carguero lleno de armas y azucar , la duda y la confusion en los incautos se acelera. Pero queda LLQQD la falta de sentido,o el humor del gobierno Cubano.. pq tal y como bien has dicho, NO HAY ARMAS OBSOLETAS. Definitivamente terrible lo q le paso a Palomo, pero de la manera en que lo cuentas siempre te queda tan ameno el relato que nos despredende una sonrisa. Mi padre decia q detras de cada cuento yo siempre queria mas,, jaa, cuentame si supiste que le paso a Pipo, cumplio carcel ?
ReplyDeleteEsa historia yo no la conocia a lo major vivia yo en Jovellanos o estaba en el campo castigado por marcharme del pais o ha lo mejor ya estaba en España, de todas maneras aunque con un final tragico es una anecdota simpatica.
ReplyDeleteSaludos del yeyo.
Por recomendación de un amigo lejano y cibernético he cambiado el formato de esta entrada dejando para el final la noticia que lo origina. Gracias Juan, por tu interés, tus indicaciones y tu sabiduría.
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