“Todo es del
color del cristal
con que se mira” Así reza un viejo refrán que me viene a la mente al analizar
el video de los arrestos durante el funeral de Oswaldo Paya en la Habana, y la explicación que usted hace
al respecto en su blog Segunda
Cita. En el mencionado video, yo al menos veo lo siguiente: Una multitud de curiosos
que mira desde la acera
y los balcones los hechos, en silencio, en total silencio, la cámara muestra
una señora de blusa rosada que dice: “Ahí, eso es lo que tenían que haber
hecho” en un claro respaldo a la represión, seguido de un: “No me fotografíes
mas come pinga” al notar que está siendo filmada y un “¿Que cojones te pasa? La
cultura y decencia de algunos simpatizantes del castrismo son de un nivel
ejemplarizante.
Los gritos de “libertad, libertad”
se oyen claramente y los de “abusadores” proferidos por los que están siendo
apresados y metidos a empellones en dos autobuses Yutong (para reprimir si aparecen
los autobuses). La multitud no hace nada, solo mira en silencio, en total
silencio y se mueve intranquila y molesta. Otra señora desde la acera grita “Viva Fidel”
“Viva Raúl” el silencio
obtiene por respuesta, solo un: “Nadie te hace caso” se oye en la grabación. En
efecto, nadie le hace ni coro ni caso.
Nada es más
explosivo, más peligroso que la indignación reprimida. El día que esa gran mayoría silente diga:
“Basta ya”, veremos entonces que explicación le van a dar a los videos los que
como usted Silvio, se pasan la vida mirando a través del empañado y sucio
cristal de la dictadura represiva de los hermanos Castro, no solo mirando,
intentando limpiarlo ante el
mundo.
Por muchas
razones no deseo un estallido social que desemboque en un derramamiento de
sangre, un ajuste de cuentas, espero que eso jamás suceda. Pero cuando leo
discursos como el más reciente de Raúl, donde dice a estas alturas apostar
por la empresa estatal y repite el mismo estribillo de hace medio siglo, de que hay
que acabar con la rampante corrupción y pide mas y mas sacrificios a un pueblo
agotado, algo me indica que son precisamente los dirigentes y los esbirros del
régimen los que están empujando como nadie, con su desmedido egoísmo el
maltrecho carromato de la revolución hacia el abismo.
Este kiere cogel fama a coSta de silbio ke dekarao
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