La vio moverse
en la oscuridad, entre los geranios y las rosas, enredada en el troco del
Hibiscus, negra, brillando a la luz de la luna. Un escalofrió recorrió su
cuerpo. Le tenía terror a los reptiles, pero estaba preparado. Alzó el machete y
con la fuerza que produce el miedo descargó una y otra vez la filosa y acerada hoja
contra su alargado cuerpo. Junto a un picadillo de siemprevivas, margaritas y
malangas la dejó hecha pedazos. A la mañana siguiente su cuerpo inerte estaba aún
allí… ¡Ay Pepe mi cuñado! Ya compré en
Home Depot una manguera nueva para el jardín.
la culpa de todo la tiene pepe, jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa. pobre manguera ! jaa
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