Wednesday, August 28, 2013

¿A quién le importa tu vida?


Hay canciones y hay canciones. Parece una redundancia, pero no lo es. Albita Rodríguez es una de mis cantantes favoritas. La descubrimos hace muchos años, recién llegada de México en el restaurante Centro Vasco. El pasado sábado 24 de agosto, Rebeca y yo asistimos, en unión de nuestros amigos Clara y Tristán Cuadrado a su presentación en el club Hoy Como Ayer. Albita dejo el alma sobre el escenario. Presenciamos la entrega total de una artista segura de sí misma y conocedora del medio. Esa noche estreno la canción, A quien le importa y conto que formaba parte de su nuevo disco. La canto de una forma desgarradora, dejando a los allí presente con ese salto en el pecho, con ese sentimiento de haber presenciado un acto de magia en forma de interpretación.

Vivimos en una sociedad variopinta en todos los aspectos. Los tiempos cambian y el hecho de haber crecido en sociedades racistas y machistas, a veces nos dificulta la habilidad al lidiar con algunos temas que aun se consideran escabrosos. Hay quienes prefieren hacerse de la vista gorda, o aun peor, barrer lo que consideran polvo debajo de la alfombra. Ninguna de estas dos opciones cambiara absolutamente nada en la vida. Las cosas son como son y punto. Por estas razones y otras considero que aun hoy se necesita tener tremendo par de ovarios para cantar una canción como esta. Y Albita los tiene.

Después del show, bien entrada la madrugada fuimos a visitarla al camerino. Allí estaba, exhausta, con los pies en alto, pues le dolían. – Gracias por venir. Nos dijo. –No, gracias a ti por tu arte. Le conteste. Y añadí: - No olvides nunca que tu eres más, mucho más, que una mujer que canta. Hoy quiero desearle toda la dicha del mundo, profesarle mi admiración y además rendirle este pequeño tributo a ella y a todos aquellos entrañables amigos y amigas a quienes quiero y respeto sin importarme sus preferencias. Y decirles como nos dice Albita: Yo no soy quien para juzgar o condenarte. Y además: ¿A quién le importa tu vida?  

Monday, August 12, 2013

No copiaras.


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Lo vi en una tarde extraer tesoros de las entrañas de la arena. Armado solo con un detector de metales y una pala caminaba por la fina arena y anillos, cadenas y pulsos aparecían como por arte de magia. Esto es fácil de hacer, pensé. El sábado, después de una visita a una tienda especializada, me hice de la parafernalia necesaria para esta nueva aventura. Después  de un largo día y una insolación de primer grado, mi botín consiste en 3 libras de las más disímiles y pintorescas chapas de botellas. He tomado la decisión de elevar una enérgica propuesta a las autoridades correspondientes, para añadir un nuevo mandamiento: No copiaras.

Thursday, August 8, 2013

Nicolás Piloto reencarnado.

 
-- Pueblo amarillento, aquí con mi camisa de colorines. Con estas palabras comenzó Nicolás Piloto el discurso que a pesar de los años transcurridos aun recuerdan sus coterráneos del Central Mercedes. Se celebraba en el cercano pueblo de Amarillas un acto por el primer aniversario de la creación de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP). Nicolás por ocupar un alto puesto en aquella organización, había sido invitado a participar como orador.
Delgado, alto, piel color de ébano, (perdón, color de ébano era Celia Cruz, Kid Chocolate y Bola de Nieve, Nicolás era color chapapote) había sido colono del Central Mercedes hasta el triunfo de la revolución. Aquel colono, simpatizante de Batista, se volvió de la noche del 31 de diciembre de 1958, a la mañana del primero de enero del 1959 en un furibundo castrista. Cualquier similitud con millones de cubanos vivos, o muy vivos, no es pura coincidencia.
 

Eufórico, con su camisa “de colorines” empapada de sudor, Nicolás prosiguió su elocución: -- Vengo representando el pequeño agricultivo y no al colonato. - Dijo -  Sofocada por el caluroso verano, castigada por el contenido y calidad de aquel discurso, la multitud se movía incomoda. Piloto, enardecido gesticulaba desde la tribuna. En el momento cumbre, en el éxtasis de su embriaguez popular prometió: -- Entre Amarilla y Calimete vamos a construir un puente. Alguien del grupo que lo acompañaba en el pódium le aclaro en voz baja: -- Nicolás, entre Amarilla y Calimete no hay río.     – No “inpota” lo “hacemo” también y le “echamo” agua con la bomba de Tito. Se refería a Tito, su hijo que manejaba el camión de bomberos del Central Mercedes.
Ha pasado medio siglo de aquel pintoresco hecho. Aquel fue solo en comienzo de una práctica llevada a cabo no solo por Nicolás Piloto. Otros oradores se han encargado de prometerle al pueblo cubano mucho más que puentes y ríos a lo largo de estos cincuenta años.

Yo, que no creo en la reencarnación, he llegado a la conclusión que Nicolás Piloto ha reencarnado. Eso sí, piel más clara, mas corpulento, la misma estatura, el mismo contenido encefálico y hasta el mismo nombre. Solo que ahora no preside una organización gubernamental para engañar y explotar campesinos. Ahora preside un país petrolero.