Wednesday, January 7, 2015

Vestirse de gloria.




Noveno inning. El juego cuatro carreras a tres a favor de los visitantes. Las bases llenas con dos outs. Mi turno al bate.

− Grillo, espera la base, que el pitcher esta wild. Me dice el coach de tercera.

Y yo esperé. Dos rectas suaves por el centro. Dos strikes cantados, y yo allí, con el bate al hombro. Regresa el coach. - ¡Coño Grillo, chico tírale!


"La voy a sacar del parque." "Miguelito, te vas a vestir de gloria." Pensé, mientras el pitcher hacia sus movimientos. El público en las gradas rugía. Apreté los dientes y le hice el swing más bestial de toda mi carrera béisbolistica!... A la bola más afuera que aquel tipo lanzó en toda la tarde. STRIKEEEEE grito el umpire.

¡Y me vestí de Gloria! Si, así se llamaba una noviecita que me seguía a todos los juegos y que me prestó la falda y la blusa para salir de allí ileso.

Dos recientes fotos me recordaron aquella epopeya y dan fe de que yo: cuando me poncho, me poncho.